RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

jueves, 5 de enero de 2017

LUNES 2: YA ESTÁ AQUÍ ENERO NO QUEDA NADA PARA CASTELLÓN

No cabe relajarse; el resultado será luego el que tenga que ser, a juzgar por las últimas experiencias no será satisfactorio, pero no quiero luego pensar que no puse toda la carne en el asador. Tengo ganas de afrontar otra maratón competitiva, la última sin acompañar a mi mujer fue en Valencia 2014, así que no cabe más remedio. En cualquier caso tenía toda la semana de vacaciones y eso se agradecer porque puedes salir a correr en horas en las que no hace mucho frío. Eso hice, a eso de las cinco menos cuarto salí dispuesto a realizar una tirada a ritmo medido cercano a 5´el kilómetro, nada de hacer el burro. Fui marcando ese ritmo hasta que me dí cuenta de que ya iba más rápido, pese a ir subiendo camino del Peral, pero no me importó, me dejé llevar, tampoco es que fuera muy rápido. El regreso fue más amable para mis piernas y sobre todo cuando me ví bajando por el camino que corta en el 4,2 con la Carretera de San Carlos del Valle. Estaba forzando y las piernas lo notaban así que justo cuando el garmin marcó el kilómetro 9 paré (había hecho el último kilómetro en 4´24´´); unos segundos después reanudé la marcha iniciando un nuevo recorrido; el anterior había salido a una media de 4´54´´ que no es que fuera gran cosa, pero había forzado en demasía al final. Sin embargo el hecho de ir caliente me hizo ponerme nuevamente por debajo de 5´casi sin quererlo e ir marcando cada uno de los cuatro kilómetros y pico que me quedaban a un ritmo cercano a 4´45´´.

Al final había acumulado 12,7 kilómetros y había cumplido el objetivo, aunque estaba cargado de más.


No hay comentarios :

Publicar un comentario