RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

jueves, 23 de febrero de 2017

MIÉRCOLES 15: CIRCUITO DE 11,5 KMS

Lo de aquel viernes era el último entreno fuerte antes de la Maratón de Castellón. Tendría que preguntarme cómo he llegado a tal nivel de inseguridad, aunque ni siquiera necesito plantear la cuestión, la respuesta fluye sola: los fiascos te han conducido hasta esto. Esto lo digo porque pese a asumir un rol de acompañante de mi mujer en el evento del domingo me encontraba nervioso y con dudas de si podría completar la maratón, o si acaso podría mantener el ritmo, algo impensable hace poco tiempo, y es que me encuentro tan mal ánimicamente que no hace falta que las piernas estén en su peor momento para sentir que me hundo, basta con un pequeño reto para que se creen un mal de dudas.

En cualquier caso la sesión de aquel miércoles no fue mala del todo: circuito de 11,5, a partir de la bajada por el Camino de Membrilla apreté y llevé un ritmo lo suficientemente vivo como para que sirviera de entreno de calidad. La vuelta por el Carril del Yeso fue una continuación y sin tener grandes sensaciones pude sentirme medianamente bien.


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