RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

martes, 14 de marzo de 2017

CRÓNICA DE LA MARATÓN DE CASTELLÓN: LA PENÍNSULA Y LO QUE ME UNE AL RESTO

Desconectado en forma de península

Siento que estoy desconectado, unido a muy poco, a casi nada, pese a que el mundo difunda esos vídeos virales, pese al sonido que avisa del whatsapp recibido o el cliqueo de los "me gusta" en el infinito del "facebook". Yo, pese a lo que pese me hallo convertido en una península que sólo se une a la tierra a través de un espacio que se llama Mercedes.

Este blog es testigo de mi interiorización desde sus inicios, naciendo como un diario, y aunque este portal llegó a convertirse en una ventana difusora de cosas que acontecían, al final ha regresado al empleo de sus orígenes, al uso gris que le da este quien hoy os escribe.

Y por ello desde hace un tiempo hasta esta parte se trata menos de mí y más de ella; hablo de esa mujer que odiaba el deporte, y a quien el destino le mostó otro camino que la ubicaba en una región en las antípodas de su zona de confort. Desde aquella primera y penosísima vuelta al parque de hace unos pocos años hasta ahora ha habido una evolución que parecería de cuento si no fuera porque es real. Ahora le oigo decir, "qué tal si intento los 101 kilómetros de Ronda" y siento que lo que vivo es otra vida, una derivación de la derivación de un rincón que nos obligó a virar desde la esquina de inicio, allí donde había puesto un cartel que rezaba "casualidad".


No es un domingo cualquiera. Ella tampoco es cualquier mujer
 
Hoy es 19 de febrero de 2017, comienza un nuevo día que pasará y nunca volverá, pero es una mañana especial y no sólo por el cielo azul que nos acompaña o por poder respirar ya la cercanía de la Primavera: hoy mi mujer y yo nos levantamos de la cama con la renacida ilusión de vivir otra de esas aventuras increibles, esas que pertenecen a este nuevo mundo y que son ajenas a la vida del pasado. Respiro el aire puro de ese ambiente maratoniano, el Parque Ribalta nos fustiga con un montón de estímulos en forma de motivaciones, regalándonos un espacio lleno de corredores ilusionados que no hacen más que contagiar adrenalina a diestro y siniestro. Merche está conectada con su entorno y por sus piernas fluye ilusión e intención, ve más cerca el reto de bajar de las 4 horas; ¿menos de 4 horas?, ¡parece algo sencillo!, puede parecerlo para ti, lector, no desde luego para ella, una mamá de 44 años con duras jornadas de trabajo, una casa grande y dos niños agotadores, esa misma mujer a la que hace 6 años justos se le atascaba hacer 200 metros seguidos al trote. 

Y en ese cuadro un poco picassiano aparezco yo, con las piernas tiembla que te tiembla y recordando un viejo pánico escénico, ese que sufrí en el mismo lugar y el mismo evento, pero cuando era cuatro años más joven..., rememoro aquella situación viéndome soltar plegarias por terminar mi segunda maratón en su tercer intento, ya que en el segundo, 21 días antes en tierras valencianas, resultó ser un accidente de infausto recuerdo (véaseme allá esperando la ambulancia en el 39 totalmente acalambrado). Y el miedo suele ser una dulce rutina antesala de la sonrisa, en el Castellón de entonces no hubo finalmente accidente, terminé feliz y contento, y...sobre todo sin calambres,... 
...luego quise más, y luego lo conseguí, y quisé más y luego,...luego caí (todavía no me he levantado del todo).

Pero no se trata del pasado, se trata del "aquí y ahora", estoy rezando por ella, por su rendimiento, por su rodilla, y me siento un poco responsable, tengo incertidumbres pegadas a mi dorsal, creo por momentos que mi pierna izquierda no va a aguantar, creo que no podré ni servirle de liebre digna, tal y como ya sucedió en el Trail de Doñana de hace unos pocos meses. Pero temer, temblar, dudar son consecuencia de vivir todas estas locuras y significan que  ESTAMOS MUY VIVOS.

...más me preocupa la desconexión, la soledad..., suerte que la tengo a ella a mi lado.


Comienza el movimiento, ese que es nuestra esencia
...La veo nerviosa y a la vez tranquila, sabe lo que tiene que hacer y tiene aprendido que sus piernas gozan de memoria. En la línea de salida rezo sin rezar a algo concreto, siento que es emocionante vivir el reto de otro ser, sobre todo si ese ser el que más quieres; es más emocionante que vivir tu desafío en primera persona, actor secundario junto al actor principal que más te importa.

Las piernas comienzan a engranar la maquinaria, ya estamos en marcha, ¡bendito movimiento que es que nos mueve!,  juego de palabras y redundancia contruída con alevosía. Los planes sobre el papel se van reflejando en el garmin pero ¡cuan fácil es hacerlo al comienzo!, con las piernas frescas, la gente animando y la moral intacta ¡sería casi imposible no sentirse bien!. Merche luce feliz y a la vez concentrada; veo en su tez el de una luchadora que hoy se dejará el alma en el intento.

El globo de las 4 horas no es utopía difícil de alcanzar y nos acoplamos a él junto con un montón de almas que luchan por el mismo fin, pero cuesta tanto capear tanto tropezón, tanto tirón y agobio y por ello en el 8 pegamos un apretón y nos vamos para adelante, ella obediente y yo sin pensarlo mucho porque de meditarlo no se me hubiera ocurrido tirarnos a piscina con tan poca agua. Alcanzamos el ritmo de 5´20´´ por kilómetro y sus piernas van como la seda, al menos por ahora; el globo se aleja a nuestras espaldas a la vez que nuestros egos crecen

Hoy mi principal músculo cumplidor habrá de ser mi mente que tendrá que echar números midiendo desfases del aparatito, que siempre mide menos y se hace difícil controlar tiempos y ritmos, variables esenciales en esto del maratón, pero sé que vamos cumpliendo el objetivo. El tiempo avanza y en ese avanzar llegan los primeros nubarrones, tormentas figuradas, claro, porque a mi mujer a un par de kilómetros del Puerto del Grao le cambia la cara. Temo que se venga abajo, pero luego pienso que hace falta mucho temporal para que eso ocurra, ella es una guerrera. Minutos más tarde recupera la determinación en sus ojos.

La vuelta a Castellón se hace "calurosa" y eso lo notamos, pero mantenemos el ritmo y por ello conservamos las esperanzas. Pero el globo ya no están tan lejos, viene acechando. Ya en la capital, la gente se desgañita animando, las bandas de música te ponen los pelos de punta y me siento muy vivo en esta que es su lucha; la segunda tormentilla nos llega en el 27 le veo la cara y no me cabe duda de que está sufriendo. Le pregunto y asiente, "sí, sí que sufro"...le contesto: ¡amiga, esta va a ser tu primera maratón en su sentido más amplio, las otras dos fueron maratones sin apenas penar, es decir, no fueron maratones de verdad!.

Y el resto....el resto es a lo que hemos venido

Y el resto lo puedo resumir en un: "quiero y como quiero puedo", el globo nos busca pero no nos pilla, mi garmin me vuelve loco, mis piernas me pesan, pero la izquierda se queja poco, me siento crecido, ¡haré de liebre hasta el final!; me pongo en su pellejo y sólo por ello me duele su dolor así que tengo que seguir arengándola, para que logre su sueño. Pasamos la maratón según mi Garmin en 3 horas 52 minutos pero aún queda algo más de un kilómetro, ¡menudo desfase!, y sé que lo va a conseguir, va a ser CASUALMENTE PARALELA a mi entrada por el Coliseum romano, casi calcada, giramos y quedan 200 metros, se ve el crono marcando las 3 horas 58 peladas, y sí, es justamente tal y como lo viví yo en 2013 allá en Roma (con 60 minutos menos), pero el momento es tan emocionante como lo fue entonces, y el logro es mayúsculo más grande que el mío. Cruzamos en 3 horas 59 y pico, 3 horas 58 y medio tiempo oficial, ¡lo alcanzaste, ya es tuyo y no se te puede escapar!. ¡Las piernas tenían memoria y ahora tienen este recuerdo!, ¡Vaya crack que estás hecha!, y pienso en aquella su primera vuelta agónica al parque: entre el aquel entonces y este ahora hay un camino sufrido pero perfecto y...eso sí, sin retorno, ¡cuánto hemos cambiado!. Nos fundimos en un sincero abrazo, estoy abarcando con mi cuerpo el cuerpo que más quiero y por momentos siento que soy una península, pero una península afortunada por estar unido al resto por un alma tan especial como lo es ella.

PD: Gracias a la organización de la Maratón de Castellón por permitirnos vivir una aventura tan perfecta. Ellos colaborarón con muchos mimos y detalles. Gracias a los que nos seguís por vuestro apoyo. 






4 comentarios :

  1. Enhorabuena a los dos, se trata de disfrutar con lo que hacemos y conseguir retos que nos satisfagan, vosotros en pareja lo habeis logrado. FELICIDADES!!!

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    1. Gracias Kino, veo que no estoy del todo solo. Siento no seguirte mucho. Merche está en lo mejor y cuesta seguirla. Me alegra ver que ya preparas otro reto en forma de maratón. ¡Ánimo!

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  2. Respuestas
    1. Muchas gracias Isaac, tu comentario y el de Kino me han sacado un poco de la idea de que este blog no tenía rebote, que era un muro opaco sin resonancia. Espero que todo te esté yendo bien

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