RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

martes, 25 de abril de 2017

LA CRÓNICA DE LA CARRERA POR MONTAÑA VILLA DE CASARES: CAMBIANDO A MEJOR

El inglés que subió una colina y bajó una montaña

Teníamos ante nosotros un ilusionante fin de semana con nuestro viaje "de solteros" hasta Manilva, una localidad malagueña y costera casi limítrofe a la provincia de Cádiz. El viernes habíamos hecho noche en Linares dejando a Inés con sus abuelos, y el sábado bien temprano, poníamos rumbo e ilusiones al citado destino. Y salvo por la preocupación de Mercedes  por el viento (que había hecho estragos en la zona horas antes) íbamos muy contentos y relajados a nuestra cita; 

Al llegar comprobamos que el temporal había amainado pero aún soplaba un fuerte  viento de levante. Fichamos en recepción y quedamos encantados con las instalaciones, el apartamento muy chulo y recomendable. Tocaba después reconocer el terreno yendo a Casares y de paso comer, que había mucha hambre. El pueblo..., precioso, todo blanco encalado y muy escarpado, en la Plaza de España, que hora después nos vería partir en la salida, pude saborear un rico "Payayo al ajillo" (la variedad de chivo que predomina en la comarca); felices, libres de ataduras y obligaciones, algo necesario de vez en cuando para preservar la salud mental, y en mi caso con unas tremendas ganas de correr, sensación que hacía siglos que no tenía . Recogimos el dorsal, no sin antes darle cháchara a los de la organización y no nos faltó una tarde ventosa por la playa, además de un estupendísimo cremoso helado con frutos secos que probablemente sea a estas alturas de mi temporada vital el mejor helado que jamás he tenido el gusto de echarme a la boca.  Tras esto visita al Lidl, para aprovisionarnos de cara a la cena y al desayuno, y por la noche una reposición en la tele: "El inglés que subió una colina y bajó una montaña", que nos cuenta la historia de aquel funcionario interpretado por Hugh Grant, que baja a las tierras de los orgullosos galeses con la tarea de medir una "colina" para comprobar si medía más de 1000 pies y así darle la catalogación de montaña, (resultó medir 983 pies, una tragedia para el pueblo ¡es una colina y no una montaña !, ¡oh my God!. Los galeses querían su montaña y no un triste monte así que se ponen todos de acuerdo pararellenar con tierra y otros cimientos la parte más alta y alcanzar de esta manera la catalogación necesaria para poder sentir su dignidad intacta. Poco cambiará esa montaña/colina 20 pies arriba 20 pies abajo, lo que cambian son las personas y concretamente mucho acabará  cambiando el bueno de Hugh Grant con esa experiencia vital, que lleva incorporado el robo de su corazón por parte de una galesa del pueblo.

Casares no es Gales ni yo soy inglés pero hoy soy una persona distinta

El despetador no nos perdonó pero no era el día de grandes esfuerzos para despegar los párpados: la salida era a las 10:30 y a las 09:30 estábamos aparcando (y costó bastante porque Casares es tan escarpado que en las calles no se puede estacionar y en el aparcamiento de nada más y nada menos que ¡siete plantas! estaba puesto el cartel de "ni un alfiler cabe".

Calentamos como hacía tiempo o quizá como nunca: calle arriba, calle abajo, hasta subir a lo alto del castillo y entre zancada y zancada el sentimiento de seguridad de que todo va a salir bien, respirando premoniciones propias de tiempos mejores, casi olvidados; Casares veía regresar en mí emociones de antaño. 

Y por fín del comienzo de esta nueva aventura, ¡van ya muchas!, allí concentrados en unos pocos metros cuadrados un montón de locuelos: desde lo más jóvenes a los más mayores, los más rápidos con los más lentos, algunos incluso conocidos y la mayoria anónimos, pero todos locos al fin y al cabo, y entre ellos el gran Súper Paco, ejemplo de superación capaz de hacer kilómetros y kilómetros de montaña sin parar a sus 85 años.

Hace tiempo que en cierta medida perdí el norte y lo he estado buscando; no conseguía enlazar el track de "esa ruta perdida" y ante mi tenía una ocasión de hallarme. En Jamilena el bueno de David Bowie me cantó "Changes...", cambios por favor, los cambios ya estaban llegando, seguían llegando. 

Me sitúo justo al principio, con los buenos, pero pronto me doy cuenta de que no ese no es el camino y regreso a la zona de detrás, para salir con Mercedes. Le doy un último beso y arrancamos, sin pistoletazo, sin chips, sin mi malogrado Garmin al que no echo de menos, tan sólo con mi viejo crono, el de los 15 euros. Quiero parajes bonitos, gente que nos trate bien, avituallamientos que alimenten mi gula, no quiero agobios, hoy me encontraré desnudo ante la naturaleza para reencontrarme un poco más.

Algunos codazos, un tropezón y sigo queriendo avanzar entre tanto corredor por calles tan estrechas. Las piernas van solas, desde hace semanas a esta parte las siento nerviosas, y aprieto, meto algunas marchas más, busco rendijas por donde colarme, no sé cuántos puestos me he zampado pero tampoco los voy contando.

Pronto nos encontramos cara cara la montaña y un servidor, fuertes pendientes y en fila de a uno. Intento pasar más gente pero no resulta fácil. Lo pienso y me digo ¡Javier, tranquilo, hoy desnudos tú y el entorno!, y me relajo, no hace falta agobiarse, toca sentir.

Estamos llegando a lo alto y casi no me he enterado, pero de repente siento una punzada en mi hombro izquierdo; sé que algo me ha picado y noto el veneno haciendo su efecto, aunque no presto atención y continúo como si nada. Ahora toca bajar y así será durante algunos kilómetros, para luego jugar a recorrer toboganes, a juzgar por el perfil impreso en el dorsal. Las sendas boscosas invitan a que coja ritmo, alcanzo una pista y me acerco a un corredor en cuya camiseta pone "Club Triathlon de Algeciras". Nos ponemos a la par y lo que no intuímos es que vamos a ir juntos durante mucho tiempo.

Voy contento, muy suelto, como ya no recordaba, y no llevo prisa a pesar de que el ritmo es bueno. ¿A cuánto voy?, ni me lo pregunto. Comenzamos a charlar y esto motiva que la experiencia se haga aún más amena. En las bajadas le dejo atrás porque no está tan acostumbrado a la montaña y además lleva unas zapas poco apropiadas para la ocasión, pero él también lleva mucho ritmo y eso provoca nuestro constante reencuentro. De repente salen de mi boca unas palabras que no son propias de mi espíritu competitivo: ¿qué tal si llegamos juntos a meta?, y ahí se queda el tema. 

Llegando a Casares en el 11, justo donde se divide el trail corto del largo sigo muy entero, no echo de menos bajar al pueblo, tengo ganas de continuar y como estoy en la larga eso toca. Y en el 13,5 nos cantan que vamos 8º y 9º de la general. "¿cómo?". Yo y los podiums, los podiums y yo, los conozco por las fotos que echo a Mercedes, nada más. Entramos en una senda preciosa y son los mejores momentos, la adrenalina se ha disparado, pero voy tranquilo y la ilusión me ha invadido. Nico y yo, que así se llama el de Algeciras, nos reagrupamos nuevamente y vuelve a surgir lo de llegar juntos aún a sabiendas de que somos de la misma categoría, la de 45-49 y que huele a podium. Imagino una foto en meta llegando juntos todo satisfechos sin otra preocupación y me imagino otra subidos en el cajón; ambas me gustan.

Por detrás nos alcanza un corredor que lleva un ritmo tremendo, es inglés, me adelanto y le pregunto el año de nacimiento, me dice que es del 75, así que le dejamos marchar, no planteamos batalla, no es de nuestra categoría y va como un tiro; pese a todo en los próximos kilómetros lo vamos oteando en la distancia. 

Casares no es Gales, yo no soy inglés; estoy a punto de cambiar, estoy cambiando; siento que los pies casi no tocan el terreno, soy feliz, miro atrás y no hay nadie, es como en un sueño, un sueño de cambios.

Subí una colina que creí montaña y bajé una decepcionante colina, pero yo ya soy otro

Cercanos al 19 hay una bajada técnica y las piernas se mueven ágiles en el terreno irregular; me distancio de Nico, terminado el tramo llegamos a un arroyo de agua clara y paro a refrescarme, y así esperarle, no son más de 30 segundos. Él llega, sonreímos y continuamos, pero no caemos en la cuenta....

Subimos y subimos por una senda bordeada de vallas, seguimos ascendiendo a paso lento porque la pendiente es considerable y no se nos ocurre mirar el perfil del dorsal para descubrir que en ese tramo no toca subir; tampoco reparamos en que no hay balizas, así que  unos 10 minutos después llegamos a un cruce con una valla que nos indica como única posibilidad la de bajar, pero no hay nada señalizado, nada de cintas blancas, ¿en qué demonios hemos estado pensando?, ¡estamos perdidos!. Volvemos sobre nuestros pasos, bajamos nerviosos y en unos 6 minutos de bajada estamos de nuevo en el río. Yo voy muy cabreado, ¡esto sólo me podría suceder a mi!. Ya vemos corredores, y me pregunto cuántos han pasado por ahí en ese largo lapso de tiempo. Nico se me escapa, va nervioso, cabreado como yo, y siento que mis piernas se quejan, siento que me derrumbo ¡pero si hace unos minutos estaban sueltas!. El siguiente kilómetro y medio es por una senda que es todo menos dura, y por ahí ando arrastrándome ya sin ritmo, no voy. Me adelanta alguién, yo adelanto dos cadáveres, zombies como yo, pero esta ya no es la carrera de antes, aquella colina que subí por error traía sorpresas. En el avituallamiento del kilometro 20 y pico yo ya llevo 23 kilómetros y me siento hundido, y cuando esto ocurre ya sé que tengo que buscar en el fondo de mi armario pensamientos positivos, aunque hoy va a costar encontrarlos. Me digo "esto es un entrenamiento", y encuento el consuelo al pensar que peor lo tenía hace unos meses con la larga y dolorosa pubalgia, o sin ir más lejos hace unas semanas con mis isquios impidiéndome correr; ya estoy mejor, veo las cosas con perspectiva pero esto no es gasolina para mis piernas que siguen perdidas. Corro por terrenos nada duros pero a mi se me hacen a esas alturas complicados, llegamos a las últimas cuestas, se ve Casares y en la zona técnica de subida las piernas se me mueren otra vez. El último kilómetro no pasará por lo grato a mis recuerdos, pero todo se pasa. Cruzo el arco de meta en 2 horas 34 minutos, y calculo que con  más de 15 minutos de retraso gracias a aquella colina que apagó el fuego de mi pequeña ensoñación. Nico ha conseguido ser tercero con 2 horas 28 y yo finalmente quinto; de nada sirve pensar que hubiéramos sido 2º y 3º de no habernos perdido; en la clasificación vemos a nuestro inglés del 75 marcando 2 horas 13 y segundo de su categoría. Me sorprendo viendo tiempos cuando de inicio iba feliz sin Garmin

Ya descansando y tras reflexionar valoro la carrera y siento que pese a todo ha sido un disfrute, que los tiempos, los puestos, el cajón, son cosas que no tenía en mi mente al salir, que las piernas me hicieron sentir feliz, y en estas que aparece Merche, en 2 horas 57 minutos.

La linarense que subió una colina y bajó hecha una crack

Mi mujer sigue a lo suyo. Ella tampoco es la misma, aquella que comenzó en esto del running, aquella a la que costaba respirar. Se la ve exultante, ha disfrutado un montón y vuelve a subir al cajón. 

Su carrera como las de últimamente: de menos a más, pero también como viene siendo habitual, sin molestias.

Hace tiempo que bajó para ser otra, ya no es la que subió.


Esto no fue un sueño, las imágenes de los cambios



 
 Súper Paco. Lección de vida



Casares: una razón para perderse















El mar desde aquel apartamento



Águila viviendo su propia aventura ajena a nosotros





 En Manilva, como en Valdepeñas, son vinateros
















Razones para perderse en la montaña


 






















Casares y yo















Justo un rato antes de aquel magnífico helado




En simbiosis y disfrutando con Nico

 

Dejando Casares atrás por segunda vez

 

Un primer plano de disfrute







A punto de recibir el chutazo de adrenalina.




Merche haciendo grupo




Subiendo como si nada aunque queda más de la mitad


 

Merche deja al grupo y va a por todas



 En la senda donde yo estuve muerto

 













 Nico y yo satisfechos





















Nos estamos malacostumbrando, y yo que me alegro.

La carrera y la organización

Un rotundo 10 a la organización de esta preciosa carrera. ¡Muy recomendable!. Todo genial. Si queréis tener cambios en vuestra vida apuntaros esta cita para el año que viene

lunes, 24 de abril de 2017

VIERNES 21: OTROS BUEN REMATE DE SEMANA

El viernes pasado volvía a entrenar lo que suponía la 21ª sesión seguida en 20 días, y es que desde aquel viernes 31 de marzo y el sábado 1 de abril, que había utilizado como descanso previo a la competición en el V Reto Victor Araque de Jamilena, no había dado a mi cuerpo reposo. Paradójicamente y como ya ha ocurrido otras veces conmigo, esa ausencia de parada, eso sí, intercalada con sesiones suaves, ha supuesto lo que creo que es una buena mejora de mi condición física.

Estaba claro que los 115 kilómetros alcanzados en la anterior semana eran imposibles de repetir en esta, pero bien es cierto que tampoco pretendía eso. Así que el viernes llevé a cabo una sesión intermedia en cuanto a ritmo y baja en cuanto a kilometraje, 8 kilómetros, que no fue muy satisfactoria en cuanto a sensaciones (me encontraba muy perezoso y algo cansado), pero ya sé lo que ocurre en los preámbulos de la competición cuando último las últimas sesiones suaves: precisamente eso, que mi cuerpo me dice que está cansado y que quiere reservarse.

Cerraba con unos 90 kilómetros y una buena carga acumulada en abril, necesaria para lo que se me viene encima el 7 de mayo, ni más ni menos que 63 kilómetros que no era preparado como tales (con tiradas largas) y que me dan un poco de miedo.

En cuanto a Mercedes, su carga de trabajo había sido considerablemente menos exigente, con tan sólo tres sesiones en la semana, eso sí, con la buena tirada de casi 34 kilómetros hecha en Linares el domingo ella había hecho gran parte de sus deberes, completados con dos sesiones, la del martes y la del jueves, intensa ésta última, que le permitían llegar a los 56 kilómetros.

Además, el domingo teníamos el último test antes del Ultra Trail de los Castillos, un trail, en este caso poco exigente en Casares (Málaga), con 24 kilómetros y algo más de +1000 de desnivel positivo.


viernes, 21 de abril de 2017

JUEVES 20: YENDO SUELTO CON MERCEDES. NOTO QUE AVANZO

Ayer fue un buen día, me encontraba suelto, sentía que han habido avances, los cuales habrá que refrendar (tendré oportunidades para ello). Aún así el entreno fue bien sencillo, el circuito de los Cerros de la Aguzadera, en su versión un poco más larga y al llegar a la rotonda de la Avenida de las Tinajas tirar hacia el Parque Cervantes, aunque fuera de paso y de ahí a casa. El ritmo fue vivo desde el comienzo y Merche no fue muy cómoda pero se fue habituando. El caso es que hicimos algo más de 10 kilómetros en 56 minutos, buen entreno para ella y sumar para mi.

Con el mini entreno que voy a hacer dentro de un rato espero cerrar una fructífera semana con unos 91 kilómetros y que suponen la frontera de cara al Ultra Trail de los Castillos de dentro de dos semanas. Toca bajar el pistón que hay que tomarse en serio dicha prueba y no iré de liebre.

Merche ha alcanzado unos 56 kilómetros que están bien para el momento en el que nos encontramos, aunque sólo haya hecho 3 sesiones.

MIÉRCOLES 19: MINITRAIL PARA CARGAR LAS PIERNAS

El miércoles tenía las pilas cargadas para volver a prueba las Sportiva Bushido, y eso hice. Las metí por caminos para luego subir por la vertiente este a la parte de atrás del Cerro del Ángel, para luego bajar a la vía de servicio, subir por el carreterín dicho cerro pero en seguida casi escalar la sendita de 200 metros que lleva a lo más alto, y de ahí a bajar por el sendero de la zona sur. Ya abajo me tiré por terreno de labranza y de siembra, para no ir por asfalto y terminar de cargar un poco más las piernas, pero me sentó bien. Calculo que unos 8,5 kilómetros bien empleados.

Merche se fue a nadar y no tuvo sesión activa.

 


MARTES 18: ENTRENO CON MERCEDES ALGO CANSADO

El martes sí era el día en el que corríamos juntos, y tomamos rumbo a una zona del pueblo donde no solemos patalear mucho, la del Camino de las Casas de Santa María y el Camino de Don Bernardo. Pero empezamos por el Camino del Peral y cuando llegamos al final del carril bici tomamos la senda que va por la parte alta del cementerio para luego derivar directamente a la Finca La Gatera. No iba disfrutando, como suele ocurrir últimamente los martes, me hallaba cansado. Merche tampoco iba muy bien, pero al menos no hacía mucho calor  y se podía correr a gusto. No teníamos prisa y estamos casi de tapering con lo que el entreno no se hizo desagradable, eso sí en la parte final comencé a sentir cierta carga en los isquios que no me gustó, y ya hacía tiempo que esa zona no me molestaba. En cualquier caso fue poca cosa y no me preocupó mucho.

Salieron unos 11 kilómetros hechos a ritmo suave.


LUNES 17: ENTRENO DE MÁS LUCES QUE SOMBRAS

El pasado lunes salía a correr por la tarde con buenas dosis de motivación. El fin de semana había propiciado un sentimiento de bienestar, de creer en que estoy haciendo bien las cosas ahora, y eso ayuda a mi estado de ánimo. Así que enfilé el camino que me llevaba a la senda sur del Cerro del Ángel y con mis zapatillas de asfalto subí a buen ritmo por la empinada cuesta, sin grandes esfuerzos pero sin tampoco tomármelo a broma. Allí en lo más alto noté que las piernas se resentían después de bastantes sesiones seguidas sin darles descanso (de eso se trata), pero en la bajada por el carreterín, felizmente recién asfaltado, recuperé las sensaciones sin dificultad, y cuando enfilé por la vía de servicio sentido Madrid, me puse "a correr" metiendo tres marchas más. Comprobé que me encuentro mejor a las primeras de cambio; incluso ya por el camino que yo llamo de los Cerros de la Aguzadera, desgastado por mi de tanto pisarlo, noté como salía algún que otro caballo inesperado de potencia, sorpresa a mi favor. El regreso lo alargué por el Carril del Yeso, el cual transité a buena cadencia y alargué yéndome por el camino que sale a la izquierda y que lleva a la Salida del Peral, pero no llegué tan lejos, ya que tomé luego a la derecha para entrar por la zona alta de urbanizaciones que hay cerca de casa. Buen entreno el que me salió en el que noté brio y cierta carga, pero en el que ganaron claramente las buenas sensaciones a los viejos fantasmas, que últimamente parece que están algo desanimados y no se dejan ver. Ya no hablo, ni quiero hablar, de pozo.

Sumé unos casi 11 kilómetros bien empleados

Merche se dio su oportuno descanso y no salió.

lunes, 17 de abril de 2017

DOMINGO 16: 33,4 KILÓMETROS CON TORO INCLUIDO

Era una sensación casi extraña, al menos casi olvidada, esa de acostarme con ganas de comerme muchos kilómetros al día siguiente. Las piernas están comenzando a pedirme guerra y tengo ese sentimiento poco habitual de notar ganas por competir, ¡buena señal!. Me acosté temprano, y es que cuando llegan las 22 horas me siento bastante cansado últimamente, y a las 07:30 ya estaba en pie desayunando. Merche tardó algo más en desperezarse, y entre esperar a que se tomara su desayuno y ultimar los preparativos en forma de mochila y avituallamientos, no pudimos salir hasta las 08:30 horas

Sobre el papel un recorrido que pintaba bonito: salida por Camino de Vilches, para coger después la JA-5102 dirección hacia el Embalse de las Fernandinas, desviando hacia el Complejo "Las Garzas", pasar por los viveros, subir el Cerro de Las Mancebas, por el Camino del Radio Faro, Urbanización de La Cruz, tirar rumbo norte por unas sendas inexploradas por mi parte, y hacer una especie de circuito que se adentraba en los montes que hay entre Guarromán y Linares, pasar por la carretera que une estas dos localidades, ya de vuelta, acabar en la Urbanización de La Cruz y de ahí a Linares; 33 kilómetros tenían la culpa...

Salgo cargado con mi mochila, en el caso de ella su chaleco, cogiendo el Camino de Vilches y pronto sufro un Deja vu, y es que compruebo que a Merche le cuesta coger el ritmo, como ya ocurriera en alguna mañana que otra allá en Linares en el verano pasado, justo por el mismo camino. El caso es que necesita 3 o 4 kilómetros para coger sensaciones hasta que nos vemos subiendo por la cuesta pronunciada de la carretera que lleva a Las Garzas. Vamos bien, sin prisa pero sin pausa. Llegando al cruce que nos permite elegir si seguimos hacia Las Fernandinas o tiramos hacia Las Garzas, nos alcanza un corredor con quien entablamos conversación, resulta ser otro corredor de montaña, afincado en Girona pero con claro acento linarense. Vamos juntos hasta casi el complejo deportivo, justo hasta el momento que le invito a que siga a su ritmo ya que le vamos frenando. Hasta ese momento el ritmo medio debe ser en torno a 6´20´´ no menos, pero como decía, eso no importa. Cogemos el camino asfaltado que nos lleva a los invernaderos y viveros, zona que conocemos aunque nunca he llegado hasta allí por dicho camino. Voy tan suelto que en varios momento me siento agradecido y es que estoy disfrutando como hacía mucho tiempo que no disfrutaba. Alcanzamos el camino que lleva a Guarromán, ya en los invernaderos y cogemos la senda que bordea el cerrillo que nos acercará a la subida por el Camino Radio Faro, y es ahí donde Merche me echa un par de fotos que están colgadas en la wikiloc, y es que la aplicación descargada en el móvil de esta página, es fabulosa porque nos permite seguir la ruta a la vez que nos deja añadir fotos a la experiencia.

Subimos el Cerro de las Mancebas casi en un abrir y cerrar de ojos, pese a que ya hace calor; Merche no anda ni un solo metro, todo corriendo y ni nos enteramos, ¡hemos llegado a las antenas!. Unos pocos minutos después ya estamos en la Urbanización La Cruz y en esta parte del recorrido kilómetro 15 toca ir con cuidado y mirar el móvil porque no mel o conozco. Efectivamente, nos cuesta bastante encontrar la senda por donde tenemos que bajar, pero finalmente conseguimos disfrutarla..., al menos durante unos minutos. Pero un kilómetro más abajo la senda se difumina y terminamos perdiéndonos, nos encontramos y continuamos por una escorrentía, marcada como camino erróneamente, pero conseguimos avanzar; el ritmo ha decaído con tanta incidencia, pero no nos importa mucho. Finalmente logramos continuar por un caminín mejor marcado, aunque no se han terminado ahí las incidencias...

En el 17 llegamos a un cruce y vemos senderistas, pero nosotros hemos de continuar hacia la Mina Juanita, la cual encontramos no muy lejos de allí, en un montón de caminos interlazados. El caso es que allí nos topamos con una valla justo en el camino y rodeamos, buscamos, entramos por otra valla lateral adentrándonos en el camino marcado, sin caer en la cuenta que hay muchas razones por las que poner un obstáculo para que la gente no entre..., una de ellas podría ser para evitarles peligros...

El camino es bonito y no caemos en la cuenta de que hay bebederos entre las ruinas de edificios que antaño fueron explotaciones mineras. Es entonces cuando a unos 100 metros vemos un montón de ganado, son toros y vacas, y  en Jaén toro significa toro de lidia la mayoría de las veces, así que continuamos por el camino con la adrenalina disparada, tanto que nos disfrutamos de un precioso tramo en cuesta lleno de jaras; Merche va contrariada diciéndome que nos hemos metido en un lío, pero pronto nos topamos con una nueva malla de alambre en el camino, ¡ya está!, ¡solucionado!, ya salimos de la finca privada; arrastramos el culo para pasar por debajo y no necesitamos más de 10 segundos para ver ante nosotros un pedazo toro pasar justo por donde tocaba ir. Merche se da media vuelta arrastra el culo y entra (o sale) de la finca a la voz de ya, yo hago lo propio y toca decidir qué hacer. O cambiamos el recorrido buscando un camino de los muchos que salen por allí, o bien volvemos sobre nuestros pasos hasta Mina Juanita y ya allí vemos. Finalmente hacemos esto último, volvemos a pasar cerca de la manada de reses y alcanzamos la mina, salimos de la finca privada y nos hallamos en el cruce de caminos. No me cuesta buscar una ruta alternativa desistiendo del recorrido original; hemos de ir por el camino que sale de frente, que paradójicamente es el que habríamos traído de vuelta en la ruta inicial; ese camino nos lleva a la carretera, y ya vamos respirando aliviados sintiéndonos en camino público, eso sí rodeados de fincas privadas. Llegamos a la carretera justo un poco antes de la Urbanización de San Roque, toca subir y mucho, pasamos la urbanización y nos dirigimos hacia la Urbanización de La Cruz, cogiendo una senda que sube ligeramente. Esos son los momentos más complicados para Merche, que lleva bastante calor y 25 kilómetros a las espaldas. Terminada la senda cogemos el carreterín hacia la urbanización para luego tomar el Camino de la Virgen, recorrido que conozco bien de haberlo hecho en infinidad de ocasiones, la primera vez en aquella sufrida Media Maratón de Linares de 2009. Mercedes se ha recuperado ya y cogemos ritmo en ligera pendiente negativa, nos ponemos por debajo de 6´, por debajo de 5´30´´ y alcanzamos la Ermita de la Virgen de Linarejos justo cuando llevamos 31 kilómetros. Bebemos agua fresquita de la fuente y el resto ya fue un paseo por las cuestas de San José hasta la casa de mis suegros. Finalmente 33,4 kilómetros en poco más de 4 horas, pero computando todo tipo de paradas, descansos y despistes, a 7´25´´ el kilómetro. Muy buen entreno que a mi me supo hasta a poco, hubiera seguido corriendo.

Os pego el enlace de la wikiloc, con fotos incluidas: https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=17265224


SÁBADO 15: ENTRENO DE RELLENO ANTE LA TIRADA DEL DOMINGO

Había sido una Semana Santa dura, sin viaje, aunque sí con vacaciones, y es que debido a mis obligaciones familiares con mis progenitores (que me han hecho ser lo que soy), no hubo como en otros años escapada familiar hacia destino alguno. Eso sí, como quedó reflejado en este humilde blog, el fin de semana anterior sí que nos habíamos acercado a Río Madera en Albacete. El caso es que llegué bastante cansado al sábado, cansado mentalmente, no de piernas, y que éstas se encuentran en lo que supone un momento dulce, con buenas sensaciones y muchos entrenos y kilómetros, ¡quien me lo iba a decir hace unas semanas!. Tras 7 días tan sumamente prolijos como los de este último ciclo, 115 kilómetros, el inicio de uno nuevo se vive con una sonrisa en la cara, eso sí, sin descuidos que en el horizonte más cercano ya se ve un reto de los difíciles: el Ultratail de los Castillos, el 7 de mayo, 63 kilómetros que a buen seguro tocará disfrutar y penar a partes iguales.

Así que con bastante calor me calcé las zapas el sábado al mediodía, con la idea de hacer una sesión corta y a poder ser intensa, y eso hice, el circuito de detrás del aeródromo, a ritmo que traté de no descuidar, con sensaciones no excesivamente buenas, quizá debido al calor, pero sin molestias y casi sin carga en mis músculos. Casi 10 kilómetros que suponían el reseteo de mi particular reloj de kilometraje en un nuevo comienzo. El sábado por la tarde poníamos rumbo a Linares para pasar allí lo que restaba de fin de semana, y teníamos planificada, Mercedes y yo, una estupenda tirada larga, la única tirada de entreno, verdaderamente larga, de cara al ultra trail antes citado.


sábado, 15 de abril de 2017

VIERNES 14:¡VAYA REMATE DE SEMANA!

Se ha notado el hecho de disponer de tiempo para poder salir a correr, no ha sido casualidad que haya conseguido realizar un gran acumulado de kilómetros sumando el entreno de ayer, 114 kilómetros ni nada más ni nada menos, lo que supone igualar la segunda mejor marca desde que corro, y la primera es especial porque fue durante la semana que realicé la Madrid-Segovia de 2014, cuando sumando los 102 de la prueba más los 9 kilómetros andando del día siguiente, añadí dos salidillas más en los cinco días laborables siguientes hasta llegar a los 125. Pero este récord ha sido de acumulación de 8 sesiones en 7 días (hubo doblaje el martes), y no ha habido ninguna tirada por encima de 20 kilómetros lo que indica mucha constancia. Lo mejor no es el acumulado, lo mejor son las sensaciones, ya que he ido claramente de menos a más sintiéndome cada vez más suelto, con más ganas. Ya he referido en alguna ocasión que a mi lo que me van son los kilómetros e incluso diría que las lesiones se alejan conforme meto entrenos extensivos

Pero hablemos un poco del entreno de ayer. Merche finalmente volvió a salir, su cuarto entreno en cuatro días, y las horas de comienzo de la sesión no eran las más adecuadas, casi las 12 del mediodía, pero supongo que tendremos que entrenar el calor para lo que probablemente se nos avecine en el Ultratrail de los Castillos de dentro de 3 semanas. Cogimos la Carretera de San Carlos del Valle para subir por el camino empinado que nos lleva al Peral y mi mujer mantuvo el tipo demostrando su buen estado de forma, siempre un poco por debajo de 6´el kilómetro, pero sin forzar. En el Peral tuvimos que refrescarnos un poco porque estaríamos cercanos a los 25 grados y se notaba. El regreso fue más rápido gracias a la pendiente benévole y no tuvo más chiste este entreno, pero no fue un relleno, fue un paso más de carga en una gran semana para los dos, en mi caso por lo comentado en el párrafo anterior y en el suyo porque había conseguido 6 sesiones en una semana y acumular 80 kilómetros y medio, que creo que es su récord semanal también, y sin tirada larga.

Hoy sábado le procuraremos descanso a sus piernas, pero yo creo que voy a salir un rato a moverlas. Mañana domingo tenemos programada una tirada larga de 33 kilómetros, de esas que hacía mucho tiempo que no hacíamos, desde el verano pasado. Debería ser la única tirada de más 30 kilómetros que vamos a realizar y será en Linares.


viernes, 14 de abril de 2017

EL MOVIMIENTO PARA LA SUPERVIVENCIA

Somos seres solitarios que nos interconectamos con los demás, formando comunidades que tratan de avanzar juntas hacia el "progreso". Nos hemos olvidado de que no hace muchos cientos de años lo único importante era la supervivencia y que en nuestro paso efímero por esta vida lo único que dejábamos por el camino era descendencia, la transmisión de unos pocos saberes rudimentarios que nos enseñaron y quizá unas pocas pinturas rupestres. Siento que soy alguién que sobrevive y que simplemente está de paso, pero al menos he descubierto el movimiento, ese que bien conocían nuestros antepasados, capaces de recorrer grandes distancias en busca de carne que cazar. Lo de las nuevas tecnologías, el progreso "relativo", las redes sociales, etc, está ahí, pero a mi es como si comenzará escurrírseme de las manos. La montaña me llama y dentro de unos días tendremos otra sesión, y no digamos dentro de tres semanas cuando tocará correr otra larga distancia, y no para cazar carne, sino más bien para sentir que "sobrevivo" que sigo siendo humano. Suerte que mi mujer está conmigo en esta aventura.




jueves, 13 de abril de 2017

JUEVES DE PASIÓN: SUBIDA AL CALVARIO, O NO TANTO

Merche y yo decidimos subir a lo alto de la Sierra del Peral por la senda que ya había recorrido el lunes. Era nuestro pequeño calvario, pero no tanto claro. Desde el comienzo me encontré bastante bien, muy suelto, y fui disfrutando. La subida más lenta que la del lunes porque iba pendiente de que Mercedes no se perdiera por detrás, y siguiera bien la senda. La bajada lenta para mi pero rápida para ella, que parece que ya va aprendiendo. Desde ahí fuimos a Las Aguas, donde mojamos nuestros pañuelos y de ahí para casa, con buenas sensaciones aunque Merche se sintió algo floja en la parte final, por falta de avituallamiento. 19,5 kilómetros hechos en 2 horas 12 minutos.

Con este entreno conseguía acumular 101 kilómetros en 6 días y aún me queda el entreno de mañana. Pretendo realizar una cifra que me pueda hacer "venir arriba". Lo mejor de todo es que conforme ha ido avanzando la semana me he ido encontrando mejor a pesar de no darle descanso a mi viejas piernas.

Merche conseguía también realizar una semana muy digna con 5 salidas (sumando el senderismo del sábado) y casi 67,50 kilómetros

MIÉRCOLES 12: UN ENTRENO MÁS SUAVE

Ayer por la mañana volví a salir, en esta ocasión para hacer una ruta más corta, la del aeródromo con un pequeño alargue para que me salieran 10 kilómetros. Se trataba de meter un poco de ritmo y el entreno fue un poco mejor en cuanto a chispa que en la de los días anteriores, aunque se ve que me va a costar encontrar el ritmo. En cualquier caso había que tener en cuenta la carga que llevaba de los días anteriores.

En cuanto a Mercedes volvió a salir, en esta ocasión con Jorge. Hicieron un entreno suave subiendo el Cerro del Ángel por el carreterín y regreso, 7 kilómetros hechos más a menos a 6 minutos el kilómetro. ¡bien por Jorge que aguantó!

 

MARTES 11: DOBLAJE ESTUPENDO

El martes fue un día crucial para mejorar mi autoestima. Por la mañana fui a la Sierra del Peral pasando por el paraje del mismo nombre y subí campo a través por la senda que nos enseñó Juan Bautista el de Córdoba. Esa senda la había transitado una sola vez bajando, pero había que probar las piernas con esos durillos +200 con una pendiente que se acerca al 20% de media. El entreno estaba resultando regular, sin grandes sensaciones, pero la verdad es que subí bien a lo alto y la bajada no fue mala tampoco, quedando muy contento con mis zapas La Sportiva Bushido (ya no se me duerme el pie izquierdo). Me dirigí al Paraje de Las Aguas medio deshidratado (no había agua en la fuente del Peral por avería) y tras remojarme la cosa mejoró bastante. De ahí a casa con mejores sensaciones y con algo más de 19 kilómetros bastante buenos, que no sé en qué tiempo hice por no puse mi crono, ni falta que hacía.

Ya por la tarde Merche se fue al Peral, unos 13 kilómetros y tras ir a casa de mis padres para atenderles en la cena, me cambié rápido y fui a buscarla, y la encontré a 3,4 kilómetros de casa; venía con buena cara y buen ritmo, así que me costó adaptarme, pero pronto me dí cuenta de que iba bastante suelto y disfruté del regreso con ella. Otros 6,8 kilómetros extras, para casi 26 kilómetros en un día completo.


LUNES 10: 18 KILÓMETROS POR LA ZONA DE LAS CANTERAS

El lunes por la mañana, aprovechando las vacaciones salí a realizar una tirada larga. Tenía las piernas descansadas y no llevaba prisa así que decidí correr en torno a 2 horas. Subí por el Camino de Don Bernardo hasta alcanzar en el kilómetro 10 el cruce de caminos que me permitía regresar por el Camino de las Casas de Santa María, pasando por las canteras. Demasiado calor y no muy buenas sensaciones, pero con la intención de continuar la semana haciendo muchas cosas. En cualquier caso en la última fase del entreno me encontré más suelto y aproveché el terreno favorable. De los isquios ni una sola queja, así que en unas muy humildes 1 hora 50 minutos me había ventilado los poco más de 18 kilómetros de este entreno


DOMINGO 9: TRAIL DE 18 KILÓMETROS EN EL RIO MADERA

Merche estaba preocupada con la subida al Pico Peñalta, que habíamos subido andando la tarde del día anterior, pero yo sabía que no era para tanto. Sin Garmin, nos descargamos el app de la wikiloc que permite cargar y seguir rutas y mapas y busqué una ruta que pasaba justamente por nuestro hostal y que subía al citado pico, para luego bajar por zonas boscosas, al principio poco técnicas y luego bastante más complicadas hasta la aldea llamada Las Mohedas. Desde ahí tocaba ir paralelo al curso del río Madera hasta el hostal, casi 19 kilómetros según lo descargado.

Nos levantamos un poco más tarde de las 7 y sin más salimos a correr en una mañana fresquita pero ideal. Íbamos siguiendo las señales amarillas y blancas de la ruta PR del día anterior, y por si acaso también íbamos vigilando el móvil. La subida de unos 4 kilómetros fue mejor de lo esperado, aunque quizá Mercedes anduvo más de lo que hubiera debido, pero es que creía que iba a se más duro y se estaba reservando. Nos pusimos en lo alto sin gran esfuerzo y desde hay toco llanear y bajar por caminos y sendas preciosas. Pronto vimos balizas de un trail anterior, que extrañaba que no hubieran retirado. También íbamos siguiendo las marcas amarillas y el móvil, pero nos despitamos un poco y nos salimos de la ruta haciendo un atajo que a la postre supuso realizar un kilómetro menos. Lo del nombre de la ruta "de la torta" viene por el hecho de que nos fuimos sin desayunar pero echamos una torta de azúcar que habíamos comprado el día de antes en Ayna, y que realmente salvo la vida de mi mujer, ya que le dio la fuerza necesaria para correr tan temprano.




















 Fue un disfrute discurrir por sitios tan bonitos, y también tuvimos nuestra bajada técnica antes de llegar a Las Mohedas. La última parte la hicimos por carreterín de asfalto porque le perdí la pista al recorrido del móvil, que discurría más cercano al curso del río, pero da igual, mereció la pena. En 2 horas 26 minutos nos habíamos ventilado los casi 18 kilómetors con +870 de desnivel positivo. Un buen entreno, sobre todo para mi mujer.

No vimos ciervos como si ocurrío en la ruta senderista del día anterior, pero está claro que mola más hacer entrenos así que correr entre vides.





SÁBADO 8: SENDERISMO FAMILIAR EN EL RIO MADERA (ALBACETE)

El sábado y el domingo tocaba escapada a la Sierra de Alcaraz, concretamente al Río Madera, cerca de Bogarra y de Paterna del Madera, parajes preciosos poblados de pinos. Había que aprovechar bien la oportunidad ya que en esta ocasión no habría salida en Semana Santa, y es que toca cuidar de mi padre y de esta forma doy descanso a mis hermanas.

Y en lo que al running se refiere, estábamos (o estamos) en un claro punto de inflexión, con la inscripción en un Trail en Casares, Málaga, otros 28 kilómetros por montaña, para el fin de semana de después de la de vacaciones y lo que es más importante: nos acabamos de inscribir al Ultratrail de los Castillos de 63 kilómetors que tendrá lugar en la primera semana de mayo, ¡y ya no hay vuelta atrás!. Mis problemas en los isquios ya han desaparecido, aunque toco madera por si acaso, y siento que ahora sí que podré hacer cosas, de hecho las estoy haciendo con una muy prolífera semana en kilómetros y respondiéndome las piernas.

Pero volvamos a nuestra salida a Albacete. Llegamos al mediodía al Hostal Sierra del Agua, pegado al cauce del río, en unos parajes espectaculares. Comimos muy bien en plan "manchego" con un buen gazpacho de mi región, arrastraburras y otras esquisiteces.


Y para bajar la comida hicimos lo que considero el primer entreno en la semana: una ruta senderista de 10 kilómetros, ¡los cuatro!. Inés aguantó la larga subida al Pico Peñalta, a casi 1500 metros de altura, que aunque de fácil acceso por pista es cierto que hacía calor y que aún así cumplió con creces











Sin duda que no olvidaremos esta experiencia. Ya por la tarde nos fuimos de excusión a Ayna donde cenamos muy bien, y no dio para más esa jornada, aunque nos tocaba madrugar a Merche y a mi para correr un buen trail


lunes, 10 de abril de 2017

VIERNES 7: CON MERCEDES UN VIERNES. POCO USUAL

Merche se había perdonado el entreno del jueves y se sentía mal, así que el viernes a los dos nos venía bien salir a correr. Además, hacía una tarde fresquita y daba gusto. Cogimos la moto y la dejamos en el Parque Cervantes e hicimos el circuitín de la Carretera de Daimiel que nos regresaba por el carreterín asfaltado que lleva al polígono y de ahí de vuelta al parque. Casi 8 kilómetros que comenzamos muy muy suaves pero que a partir del kilómetro 2 y medio comenzamos a meter caña. De hecho nos salió algo más de 42 minutos a una media de 5´26´´, y eso, como digo, con unos primeros kilómetros muy suaves.

Merche está fuerte e incluso diría que rápida, así que hay que esperar que esto siga así mucho tiempo.

Con este entreno yo completaba POR FIN, una semana que yo definiría como digna, con 76 kilómetros, que no son para anunciarlos a bombo y platillo pero sí son un buen registro si analizo de donde vengo y como he llevado los meses de febrero y de marzo.

Mercedes se lo ha vuelto a tomar de nuevo con calma, con tan sólo tres sesiones: la de la competición del domingo, la del miércoles y la del viernes, que en kilómetros no suman más que 46, pero a ella le sienta bien eso de competir en fin de semana y luego descansar bastante, o al menos eso me parece

La semana actual pinta bien porque con las vacaciones de Semana Santa que estoy disfrutando voy a poder acumular entrenos y sesiones. El sábado tocó ruta senderista de 10 kilómetros con los niños en Paterna del Madera, Albacete, ayer domingo Merche y yo nos cuajamos un precioso trail de 18 kilómetros con casi +700 de desnivel en forma de entreno allí en Paterna y hoy he podido realizar un entreno largo de algo más de 19 kilómetros. Mi objetivo es sobrepasar los 100 kilómetros a ver cómo le sientan a mis piernas. Sería la primera vez después de mucho tiempo después.

 

JUEVES 6: RETOMAMOS EL INTERVAL 1´-1,5´

El jueves me hallaba bastante bien, y eso lo noté desde el principio. A partir del minuto 5 comencé con cambios de ritmo de 1´alternando con 1 minuto y medio suaves, aunque las buenas sensaciones iniciales se difuminaron un poco cuando en los cambios fuertes notaba la carga en las piernas y la tensión muscular, que sin ser molestia invitaban a "no forzar" mucho, y eso hice, un entreno a medio gas por el circuito de las Escombreras para 10,50 kilómetros administrados de forma que no me llevase sustos; no me los llevé.


MIÉRCOLES 5: MERCHE SE INCORPORA A LOS ENTRENOS

El miércoles por la tarde, ya casi anocheciendo, nos fuimos los dos a realizar el Circuito de los Cerros de la Aguzadera. Se trataba de ir suave, ya que ella se estaba recuperando del esfuerzo del domingo. Sin embargo, pese a las molestias iniciales, se encontró bien, y el regreso lo hizo incluso mejor, pese a sentirse en la última fase algo cansada. Alargamos un poco el recorrido para volver por la Avenida de las Tinajas y salieron 9 kilómetros.


MARTES 4: CANSADO Y HUNDIDO

El martes, era el día en el que los músculos se van descargando el efecto "halo" de después de competir el domingo, se difumina dejando a la vista el cansancio. Así me encontré cuando salí a correr, muerto, con las piernas cansadas y sin fuerzas. Tanto es así que no fui capaz de hacer más de 8,7 kilómetros y a Dios gracias. Sin embargo estaba previsto esto, sobre todo si tenemos en cuenta que no tengo cogido el punto de forma necesario para pasar estos trances competitivos.


LUNES 3: ALGO CARGADO HACIENDO

El lunes saqué predisposición para salir a correr después del tute del domingo. No me costó mucho hallar la motivación, y es que sin molestias todo es más fácil. Eso sí, cuando comencé a dar las primeras zancadas comprobé que estaba cargado, no podía se de otra forma; además, la rodilla me molestaba un poco del golpe recibido. Pero nada reseñable, cogí ritmo suave de crucero y encontré mi cadencia, pasé por detrás del aeródromo giré por el camino que lleva al Carril del Yeso, cogí este unos metros para desviarme por el carril hacia el Camino de Membrilla, bajé por este y en seguida subí por un carril que no conocía y que llevaba a unos majuelos en la falda del Cerro del Ángel, bajé por otro camino y terminé regresando a casa por el camino que lleva a la Salida del Peral. Al final 10,70 kilómetros que al final sí que dejaron notar más la carga muscular, pero satisfecho.


LA CRÓNICA DEL V RETO VICTOR ARAQUE EN JAMILENA

¡Changes!, como en la conocida canción de David Bowie

 "Ch-ch-ch-ch-changes (cambios)
Turn and face the strange (da un giro y encara lo desconocido)
Ch-ch-changes (cambios)
Don't want to be a richer man (no quiero ser un hombre más rico)
Ch-ch-ch-ch-changes (cambios)
Turn and face the strange (da un giro y encara lo desconocido)
Ch-ch-changes (cambios)
There's gonna have to be a different man (sólo tengo que ser un hombre diferente)
Time may change me (el tiempo puede cambiarme)
But I can't trace time" (pero yo no puedo rastrear el tiempo)


Parece que ha dejado de llover y sale el Sol, con él llega otro capítulo en esto del running, titulémoslo "Afrontando una nueva salida a la luz tras estar en ese oscuro pozo". Este nuevo episodio comienza a desarrollarse un bonito domingo de abril, con las nubes escondidas, temorosas de regar con aguas nuestros campos; suena el despertador del nuevo móvil de Mercedes y despegamos nuestros perezosos párpados; hoy toca carrera nuevamente, es un día especial. Subimos las escaleras del sótano (estamos en casa de mis suegros en Linares) y cada escalón que conquisto me va despertando un poco más. No perdemos mucho tiempo y tras un desayuno rápido cogemos rumbo a Jamilena, un pueblecito a unos 15 kilómetros de Jaén capital en plena Sierra Mágina que hoy verá a unos cuantos locos conquistar las montañas colindantes.


Lo de mis isquios empieza a ser historia escrita en este blog y por ello los oscuros se tornan a luminosos, pero sin deslumbrar. Ya no puedo poner mis maltrechos músculos por excusa, así que hoy correré por mi cuenta, no haré de liebre, y presiento que no se va a volver a repetir la fatal experiencia de Baños de la Encina un mes antes (arrastrando mi pierna izquierda los últimos 5 kilómetros). En este largo libro que escribo tocan cambios, porque estoy calzando unas nuevas zapatillas de trail, unas La Sportiva Bushido como las de la imagen:


Es la primera vez que voy a disputar una prueba con un calzado que no he probado previamente, y es que el día de antes Mercedes y un servidor habíamos ido al Decathlon de nuestro pueblo a ver si encontraba unas zapas de trail que sustituyeran a las Saucony Peregrine, que están bastante deterioradas, y la búsqueda resultó infructuosa pero yendo para casa se me ocurrió pasarme por Intersport y mire usted por donde encontré estas zapas a buen precio, justamente el número que buscaba, ¡un toque de suerte no viene mal!. 


Pero regresemos a esa bonita mañana de domingo, recogemos los dorsales entre un montón de gente con buena pinta de montaña, en Jaén se cuece movimiento de trail. 



Nos cambiamos y calentamos un rato alrededor del coche; tengo buenas sensaciones con las zapas, las noto flexibles y siento el asfalto, además me encuento bastante suelto dentro de lo que vienen siendo "mis sensaciones" de los últimos meses, casi años, que no son para tirar cohetes precisamente. 


Se acerca la hora de la salida pero hay más cambios.. , "da un giro y encara lo desconocido...ch-ch-ch-changes" le doy al Garmin para que busque satélites pero salen cosas raras en la pantalla, justo como ocurriera en Baños de la Encina, creo que por fin se ha muerto, y es que ha prestado dignamente sus servicios durante 6 años intensos. Tomo una decisión difícil: me acerco a un contenedor de basura y lo tiro sin más, me doy media vuelta y no miro hacia atrás, ¡Adiós mi Garmin Forerunner 205!; hoy correré por sensaciones sin saber ritmos, ni distancia ni tiempo, "sólo tengo que ser un hombre diferente", "el tiempo puede cambiarme", "pero yo no puedo rastrear el tiempo" (paradójicamente no podré rastrearlo en esta carrera). 

En línea de meta nos encontramos con Juan Bautista, un chaval cordobés afincado en Valdepeñas que habíamos conocido un día que estábamos subiendo a los molinos eólicos de la Sierra del Peral. Charlamos un rato, le doy la mano a nuestro colega, le doy un beso a mi mujer y todos nos deseamos suerte y sin más dan la salida "sólo tengo que ser un hombre diferente"."ch-ch-ch-ch-changes".


Esta aventura es diferente porque vengo de trepar por las piedras de las paredes frías del pozo

Siento que no estoy compitiendo, siento que estoy disfrutando, no quiero que mis sentidos se pierdan nada de lo de mi alrededor, por lo que no quiero aumentar el ritmo de la marcha, quiero disfrutar de no sentir molestias. Tras varios callejeos por este pueblo lleno de cuestas encaramos una tremenda cuesta que nos pone a todos firmes, pero como voy bastante sobrado también la disfruto. Son los primeros metros de desnivel positivo serios de entre los casi +1500 que tendremos que afrontar, pero no estoy preocupado, de hecho quizá voy demasiado despreocupado y también algo despistado por no haber reparado en el color rojo  que se veía en el perfil de la prueba, justo en la últimasubida, que significaba pendiente de más del 20%, pero eso pertenece al futuro y en aquel presente yo andaba disfrutando




Adelanto a gente, adelanto a una chica que tiene buena pinta, esa debe ser la primera clasificada . No quiero andar en la cuesta continuada por pista y senda que nos lleva a la Peña de la Fuente, un pico de casi 1000 metros de altura; tan sólo hay que salvar unos 150 metros y las piernas van frescas por lo que practicamente lo hago corriendo de un tirón y alcanzo el alto en el kilómetro 4. Lo único que me va a incomodando es el hecho de que mi pie izquierdo se me ha dormido y me molesta bastante; es una consecuencia clara de un mal momento para estrenar zapas, aunque más allá de ese detalle voy comprobando como mi nuevo calzado responde bien. No tengo ni idea de nada, ni el tiempo que llevo, ni el ritmo, pero no me importa, hoy imperan las sensaciones y ahora toca bajar; es ahí donde noto la diferencia con las saucony, voy encantado, tanto que hasta bajo rápido en una bonita senda serpenteante y alcanzo el kilómetro 7, ahora toca subir, y así va a ser hasta el 13, seis kilómetros continuados. Hace rato que me he echado unos buenos compañeros de viaje: tres corredores de un club de montaña de Jaén que van compitiendo como equipo, me gusta su ritmo y me gusta como suben, así que trato de no quedarme atrás ni tampoco tirar para adelante, y sobre todo...sigo disfrutando. En el kilómetro 8 y pico, eso dice el cartel, encuentro el primer avituallamiento y bebo isotónica, cojo un cacho de plátano y un cacho de naranja, no pierdo más tiempo que se me escapan mis compis. La subida ya no es tan empinada y se puede correr rápido, y en este tramo hago la goma, porque me voy hacia adelante dejando al trío por detrás; siento que voy corriendo en torno a un ritmo de 4´30´´ y no me cuesta, las zapas son rápidas, aunque siento de vez en cuando como se me duerme el pie izquierdo. 

En el 11 sufro mi primer accidente (habrá alguno más después), y es que salimos de la pista y nos metemos por una senda, pero con las gafas de sol no veo la zarza en mitad del recorrido y me la trago entera en un gesto de protección con los brazos. Siento como me araña la piel de mi antebrazo derecho y de mi sobaco, y duele y escuece a partes iguales, pero no se puede bajar el ritmo, subimos hasta La Grana, un alto a 1261 metros de altura y pillo a un corredor con el pelo blanco justo en lo más alto. En la bajada técnica el trío de Jaén nos adelanta a ambos, sin duda un kilómetro que haría las delicias de un buen corredor de trail, no de mi, que de técnica ando justo. Pero luego viene la pista de nuevo y es ahí donde mi nuevo compañero y yo cogemos buen ritmo y damos caza nuevamente al trío. Me comenta que está cargado, que viene de correr la Maratón de Badajoz y lo ha hecho en nada más y nada menos que en 2 horas 47 minutos. Este comentario me asusta y me da por pensar que quizá voy "por encima de mis posibilidades" siguiéndole la cadencia. Llegamos al segundo avituallamiento y vuelvo a repetir lo mismo que en el primero salvo por el plátano: bebo isotónica y cojo una cacho de naranja. Mi compañero sale delante y yo le sigo pero poco a poco se me va escapando, tiene demasiado ritmo y yo quiero seguir disfrutando y no comenzar a penar, que aún queda la mitad. 

Tenemos que volver a subir unos 100 positivos y me reservo un poco, me caza el trío y ya sé que no lo volveré a ver, van demasiado concentrados. Me veo solo y no sé que me pasa, me despito yendo por una pista estrecha y tropiezo con una piedra hasta dar con mis huesos en el suelo. En seguida noto el dolor agudo en mi rodilla izquierda, la cual sangra bastante; también me he hecho heridas en ambas palmas, pero no tardo más de 2 segundos en levantarme y me pongo a correr aunque las primeras zancadas son horribles, me duele mogollón. Sin embargo, a pesar de comenzar a bajar, voy notando como el dolor pasa a molestia y poco a poco se me olvida lo del "guantazo". De hecho toca bajar por una ancha pista unos -200 y ahí meto caña de nuevo. Me adelantan dos corredores más llegando a las canteras, kilómetro 21, donde hay un nuevo avituallamiento. Se me van a ir, no me siento muy guerrero. Bebo isotónica, me refresco la nuca con agua y un nuevo cacho de naranja, ¡para adelante!. La siguiente parte es muy bonita y la disfruto, pero las piernas ya no son lo que eran, de hecho esos dos ya los estoy comenzando a perder de vista. Es entonces cuando miro a la izquierda y veo Jamilena, a no más de kilómetro y medio, pero no vamos para abajo, sino para arriba, ya que el camino enfoca a una senda empinada y un macizo bastante alto que hace sombra, queda lo peor, ¡ahí están las pendientes que no quise analizar en el perfil!.

 Trepando por el pozo casi me caigo al fondo

La subida se hace pronto muy empinada, y es que no había previsto yo este cacho tan exigente. Un par de corredores del mismo club del trio aquel de Jaén me pillan y yo me pego a ellos, pero las piernas cada vez van más justas, siento que se van quedando sin oxígeno, y además echo en falta las sales, que se ha dejado Merche en Linares, y es que el calor también aprieta. Son algo más de 2 kilómetros en los que hay que salvar unos +350 metros y sin duda que me pillan en fuera de juego. Los dos de rojo se me caban yendo, me adelantan otro par de corredores más y llego a una intersección donde aparecen lo del trail corto y los senderistas, nos vamos a juntar todos en lo alto. Llego a la cima bastante cargado y con principio de calambres. Hay avituallamiento pero apenas sí bebo un poco y rápidamente salgo pitando, estoy deseando llegar.


La bajada, al principio poco pronunciada, es horrible porque llevo las piernas muy tocadas y los gemelos se me montan; por momentos compito con gente bastante inexperta que son del trail corto pero en mis condiciones yo parezco peor; sin embargo sé que las piernas se van a recuperar, ya ha ocurrido en otras ocasiones, y así es, unos 10 minutos después comienzo a coger mejor ritmo y ya no me cuesta tanto bajar. Obvio el último avituallamiento ya a tres kilómetros de meta y me voy "viniendo arriba" bajo la idea de que las piernas ya respiran. Y así voy llegando a los olivos, los olivos se rodean de un camino, el camino deja paso al carreterín asfaltado y éste es el preámbulo de las primeras casas del pueblo. En seguida me doy cuenta que estoy llegando a meta, y lo estoy haciendo con buena cadencia. Veo el crono en el arco hinchable,  2 horas 58 minutos para lo que dicen han sido casi 28 kilómetros. Paro y hago rápido chequeo de daños. Las piernas bien, los gemelos se quieren agarrotar, los isquios perfectos, el pie medio dormido, pero de eso ya ni me acordaba, la rodilla comienza a doler tras parar, los arañazos escuecen, pero es para estar contento, ¡y lo estoy!.

Me hallo muy lejos de mi mejor rendimiento, pero al menos así sí que se puede. Quise dejar de estar lesionado y el deseo se ha cumplido, no puedo pedir mucho más, tan sólo puedo seguir trabajando.

Me siento en la cera en un cacho de sombra, y espero a Merche, estimo que le va a llevar hacer el recorrido unas 4 horas atendiendo a la dificultad de la prueba, pero no, oigo por megafonía como el speaker canta su nombre, en 3 horas 40 minutos. Creo que con un poco de suerte vuelve a subir al podium...




Alegrías en las memorias de este matrimonio

Y nos llevamos otra alegría más. Merche llega bien, fuerte, sin molestias, disfrutando. Es la cuarta mujer y en su caso hay una única categoría, pero subirán al cajón las tres primeras de la clasificación y luego las tres primeras de la única categoría y ella acabará subiendo como primera en este segundo podium. ¡Enhorabuena!







La jornada se completa con bebidas fresquitas y una rica ración de paella que nos procura la organización. Esta es la parte de la jornada que podríamos denominar como "la de la satisfacción".






 Y otra más en este 2017, ya van cuatro (Maratón de Castellón, Trail de Baños de la Encina, Corretrail en Corral de Calatrava y esta que os he narrado). Ahora toca ver nuevos retos antes de que se nos eche el verano encima.