RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

jueves, 13 de abril de 2017

MARTES 11: DOBLAJE ESTUPENDO

El martes fue un día crucial para mejorar mi autoestima. Por la mañana fui a la Sierra del Peral pasando por el paraje del mismo nombre y subí campo a través por la senda que nos enseñó Juan Bautista el de Córdoba. Esa senda la había transitado una sola vez bajando, pero había que probar las piernas con esos durillos +200 con una pendiente que se acerca al 20% de media. El entreno estaba resultando regular, sin grandes sensaciones, pero la verdad es que subí bien a lo alto y la bajada no fue mala tampoco, quedando muy contento con mis zapas La Sportiva Bushido (ya no se me duerme el pie izquierdo). Me dirigí al Paraje de Las Aguas medio deshidratado (no había agua en la fuente del Peral por avería) y tras remojarme la cosa mejoró bastante. De ahí a casa con mejores sensaciones y con algo más de 19 kilómetros bastante buenos, que no sé en qué tiempo hice por no puse mi crono, ni falta que hacía.

Ya por la tarde Merche se fue al Peral, unos 13 kilómetros y tras ir a casa de mis padres para atenderles en la cena, me cambié rápido y fui a buscarla, y la encontré a 3,4 kilómetros de casa; venía con buena cara y buen ritmo, así que me costó adaptarme, pero pronto me dí cuenta de que iba bastante suelto y disfruté del regreso con ella. Otros 6,8 kilómetros extras, para casi 26 kilómetros en un día completo.


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