RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

martes, 8 de agosto de 2017

LUNES 7: 18,4 KILÓMETROS CON SUBIDA POR SENDA A LOS MOLINOS EÓLICOS

El lunes por la mañana bien temprano me sentía pesado, lleno de líquidos, y es que había cometido algún exceso en el fin de semana anterior y eso unido a la ingesta de tanta agua debido al calor suponía sentirme lleno. Como estaba en periodo vacacional, y así será hasta mi regreso al trabajo el día 21, decidí realizar un entreno largo, así que cogí el Camino del Peral y a ritmo constante avancé hacia la sierra del mismo nombre, pero desviando por el camino que en oblicuo lleva al cruce del Peral y las Aguas. Subí a la parte alta ya al pie de la sierra y notaba que las piernas iban bastante bien, continuación de las buenas sensaciones del día anterior. Y lo mejor fue la subida por senda hasta lo alto, para salvar los más de 200 metros que hay de desnivel positivo en unos 800 metros. En lo alto me senté a contemplar las vistas y también a recuperar un poco y tras esto bajé al principio de forma un poco torpe pero en seguida retomando mis limitadas habilidades técnicas de bajada en la montaña. Tomé el camino hacia Las Aguas, pasé por dicho paraje sin parar a beber y subí la cuesta para coger el cruce por el que había venido a la ida. El regreso fue bueno, suelto y sintiéndome fuerte, tanto es así que metí ritmo y los últimos kilómetros fueron casi un calco a los del día anterior.

Sin darme casi cuenta había hecho 18,5 kilómetros que suponen un buen entreno tras el fin de semana. estas son las sesiones que me dan un plus a la hora de coger el punto de forma que necesito.

Por su parte Mercedes salió con todo el calor del mundo a correr por la tarde e hizo 9 kilómetros a buen ritmo.


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