RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

martes, 8 de agosto de 2017

SÁBADO 5: 22,40 KILÓMETROS QUE HICIERON SUFRIR A MERCHE

Costó madrugar el sábado, y es que a Mercedes no hay quien la levante a la primera si hablamos de las 7 de la mañana. El caso es que a las 08:30 ya estabámos dando las primeras zancadas, yo provisto con el chaleco y un litro de líquido entre isotónica y agua, así como tres turroncillos. La idea era realizar una tirada cercana a 25 kilómetros sin grandes pretensiones de ritmo y en definitiva sin prisa. Cogimos el Camino de Don Bernardo yendo suavito y poco a poco fui apretando para que fuera saliendo una media cercana a los 6 minutos el kilómetro. Llegamos a lo alto, a los pinos del kilómetro 6 en 36´ muy largos, casi 37´con lo cual íbamos acercándonos a la media deseada. El siguiente tramo fue más rápido pero el calor comenzaba a apretar, y pese a ir bebiendo cada rato comencé a ver que Merche no iba bien. Así fue como en el kilómetro 8, cuando llevábamos unos 47 minutos paró y me dijo que necesitaba descansar, que sentía mucha carga en los cuadriceps. Paré el crono, le dí de beber y un par de minutos después reanudamos la marcha, pero ya veía venir lo que iba a pasar. Llegamos al cruce de caminos del kilómetro 10, tras la bajada que hay en otra plantación de pinos justo al ritmo que yo quería, pero mi mujer iba con el piloto rojo, se le veía en la cara. Tomamos el camino de la derecha que sube hacia la Carretera de Infantes y en la primera cuesta grande se me puso a andar. Fue un rato complicado, con tanto calor y Mercedes me pedía que acortáramos la sesión, porque se sentía cansada y con molestias estomacales. A trancas y barrancas seguimos avanzando ya sin andar y llegamos al cruce con el Camino de Ruidera, a sabiendas que podíamos acortar yendo por él (el pueblo estaba a 8 kilómetros y medio), pero como se deja a hacer la engañé y continuamos, cruzamos la Carretera de Infantes y seguimos por el mismo camino hasta llegar a otro camino que nos regresaba al pueblo, y que nunca había transitado. Yo iba animando a mi mujer pese a que necesitaba algo más que ánimos y se hizo bastante duro avanzar, pese a que no abandonó el ritmo en ningún momento ya. Tras una cuesta pronunciada divisamos el pueblo y eso le ánimo, hicimos la última parada técnica con parada de crono, justo en una finca con sombra a menos de un kilómetro de la gasolinera que hay en la Carretera de Infantes, y avanzamos hasta la misma pero el calor ya no perdonaba así que volvímos a parar en la misma para refrescarnos bien. Los últimos tres kilómetros fueron a ritmo constante hasta llegar a casa. Habíamos consumido todo el líquido, y llegábamos bastante deshidratados tras 22,5 kilómetros que a buen seguro que le sirvieron bien a mi mujer. Hecho en 2 hora y 10 minutos, eso sí, con dos o tres paradillas.




No hay comentarios :

Publicar un comentario