RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

lunes, 30 de octubre de 2017

SÁBADO 21: RECONOCIENDO EL TERRENO DEL TRAIL CUMBRES HURDANAS

El viernes fue duro porque tuvimos que dejar a Inés en Linares y desde ahí viajar a Hinojosa del Duque donde habíamos reservado alojamiento. Hicimos escala en Cardeña donde estaban en fiesta y pudimos tapear magnificamente y a eso de las 23 horas llegamos a nuestro hotel, La Antigua, muy recomendable. Partíamos el sábado por la mañana hacia las Hurdes, no sin antes tratar de comprar un jamón, pero no tuvimos suerte porque el sitio que nos habían recomendado se encontraba cerrado. Así que tomamos la ruta hacia Cáceres y no se hizo demasiado pesado: llegábamos a Pinofranqueado a la hora de comer, ¡y que bien comimos, en nuestro alojamiento! Hotel Rural Castuo. 


En La Antigua de Hinojosa del Duque




Bonita iglesia la de la plaza de Hinojosa



En Villarreal de San Carlos, en el Parque Nacional de Monfragüe





Bonito río justo en nuestro alojamiento de Pinofranqueado. Hotel Catúo


Los primeros platos de aquella magnifica comida

Por la tarde nos acercamos a Caminomorisco para reconocer la zona; este pueblo dista tan sólo 5 kilómetros de Pinofranqueado, así que no nos llevo mucho tiempo. Habíamos quedado con dos amigos, Israel y Luis Miguel, este último, a su vez es compañero de trabajo y le había recomendado este trail, así que íbamos a juntarnos 4 manchegos entre un montón de extremeños y algunos castellanoleoneses. Por la noche tapeamos los cuatro en el pueblo y llegó la hora de descansar. Estábamos ante un duro trail...



TERMINA LA SEMANA ANTES DE TIEMPO

El jueves 19 no me encontraba muy bien así que me acosté temprano. Había salido tarde de trabajar y me perdone el entreno. Lo peor es que sabía que al día siguiente tampoco habría entrenamiento ya que teníamos que ir de noche a Linares a dejar a Inés para partir hacia Caminomorisco.

Había cerrado una pobre semana que yo entendía de tapering, con 60 kilómetros



SEMANA 9 (competición montaña) . MES DE OCTUBRE.
Sábado 14: ruta senderista con cuestas 6,5 kilómetros
Domingo 15: 28 kilómetros de montaña.
Lunes 16: 7,5 kilómetros trote regenerativo
Martes 17: 9,5 kilómetros en progresión.
Miércoles 18: 7,10 kilómetros regenerativos.
Jueves 19: descanso.
Viernes 20: descanso.
TOTAL:  60 KILÓMETROS

Salvava un poco la situación el hecho de que el domingo tuviéramos una dura competición de montaña.


MIÉRCOLES 18: CORRER TRAS TODO EL DÍA LLOVIENDO

El miércoles tuvimos la oportunidad de ver como se pasa casi todo el día lloviendo, algo que por poco frecuente últimamente acabo resultando un espectáculo. Aproveché un hueco el que no llovía para salir a hacer un entreno suave por el parque, dos vueltas y luego regresar por la vía de servicio y Avenida de las Tinajas. No me encontraba bien, estaba resfriado y decidí no alargar más el entreno. Sólo salieron 7 kilómetros.


MARTES 17: CORRIENDO TOTALMENTE EMPAPADOS

Aquel martes Merche se encontraba ya en disposición de salir a correr pese al esfuerzo del domingo, así que nos fuimos a hacer el circuito de los olivos. Ya por el Paseo del Cementerio se nos puso a llover, al principio más suave, pero luego con más fuerza; tanto es así que fuimos apretando el ritmo y subiendo por el camino que lleva al Peral la cosa se puso fea, con una lluvía fría e intensa. En unos pocos minutos nos pusimos como dos sopas, y pese a todo disfrutamos bastante. El ritmo era vivo para Merche y salieron 9 kilómetros y medio muy majos.


LUNES 16: 7,5 KILÓMETROS REGENERATIVOS

Tras el esfuerzo de Fuertescusa, decidí no darme descanso y salir a correr con el fin de soltar. Tocó un entreno suavito por el Carril del Yeso y vuelta por el Camino de Membrilla. Sentía molestias propias de la carga y no quise forzar.

Unas horas después decidíamos inscribirnos a las V Cumbres Hurdanas de Caminomorisco, un trail duro y de bastante reconocimiento en plenas Hurdes de Cáceres.


viernes, 27 de octubre de 2017

DOMINGO 15: TRAIL DE FUERTESCUSA (OTRA SEGUNDA OPORTUNIDAD..LO BUENO DE CAER ES LEVANTARSE)

Siempre hay buenos motivos para una nueva aventura. "No había ni excusa débil para no correr en Fuertescusa"

Dormí bien, y de un tirón. Bajamos Merche y yo a desayunar, Inés se quedó dormitando. El desayuno fue otro hito positivo más de entre todo lo bueno que nos ocurrió ese fin de semanao, ¡rico y variado!, de nuevo cortesía del Hotel Fuertescusa. Tras la recarga de hidrato pedí a la chica de la barra la botella de litro y medio de isotónica que me habían puesto el día anterior en el refrigerador, pero hubo que salvar un pequeño obstáculo, la la habían introducido (con toda su buena intención) en el arcón frigorífico y estaba hecha un bloque, pero los del hotel se iban a desvivir para que no se nos fuera la sonrisa de la cara así que la muchacha resolvió en entuerto sumergiéndola en un montón de agua caliente y 15 minutos después la bebida estaba hecha un rico granizado, como a  mi me gusta. Subimos andando los 300 metros que nos separaban desde el hotel al arco de salida y comprobamos el fresquito serrano que allí se gasta, pese a esta anomalía climática que nos está acompañando en este raro otoño. Calentamos entre las pintorescas callejuelas del pueblo durante unos 20 minutos y sin casi darnos cuenta ya era la hora de salir. Pocos en el trail largo para vivir esta aventura, difícil de explicar debía ser para la organización tras tanta dedicación, esfuerzo, buen hacer, belleza de recorrido, regalos, etc, pero antes de arrancar nos enteramos que esa mañana se disputa el Campeonato de España de Clubes de Montaña y muchos de los especialistas se han ido a disputar el mismo, ¡vaya!. Cuento a 6 mujeres a la salida: tres parecen senior, las otras tres, incluida Merche, veteranas, puede que hoy obtenga otro trofeo, pero para ello tendrá que currárselo, y si puede ser que disfrute también, que de eso se trata.

Mi inseguridad hoy no va a poder conmigo

Estoy nervioso, necesito redimirme, volcar las malas sensaciones y el fiasco final del trail de Malagón de 14 días antes, y para colmo temo que los isquios de la pierna derecha me den la lata o...algo peor, se rompan. Un tío muy gracioso con atuendos medievales da la salida y salgo reservón. No voy ni bien ni mal, y sólo pienso en mi conato de lesión; toca subir los dos primeros dos kilómetros, esos que anduvimos unas horas antes los tres. Somos unos 50 y por ello puedo ver cerca a los de delante, pero no aumento el ritmo, por físico primero y por sentirme inseguro, fifty-fifty. No llevo más de 500 metros y siento las punzadas tras la rodilla, en los isquios más bajos, en la zona del tendón; ¡mal asunto!; por un momento temo que la cosa va a terminar muy mal, pero continúo y la desagradable sensacion no va a mayores. Veo a mi alrededor a la gente algo subida de revoluciones, y sin embargo yo voy cómodo, siento que puedo progresar un poco más... me pongo con un grupo de 6 corredores, entre ella la primera chica, que tiene muy buena pinta, y cuando aumenta la pendiente veo que sólo aguantamos el tipo tres corredores y yo, y unos segundos después esos tres tiran hacia adelante; yo sigo sintiendo las molestias, así que no aprieto, dejo que se me vayan. 

Volando por aquellas pistas preciosas
La pendiente se convierte en llano, las molestias remiten un poco y comienzo a sentir que hay que disfrutar del trail que pasa por esos parajes tan bonitos; parece que no se va a tratar de técnica, se puede correr, de hecho se corre demasiado, como he podido comprobar al ver que el tercer kilómetro lo hago en 4´35´´. A unos 50 metros llevo a un corredor de aquel trío que se me fue minutos antes y comprueboque no avanza más rápido que yo, lo sigo sin más, hasta que en el cuatro o así tras una bajada un pelín más técnica le doy caza. Entre el 4º y el 5º vamos llaneando con pequeñas subidas y bajadas por zona boscosa pero pisando pista la mayor parte del tiempo, otros 4´40´´ y cazo a otros dos corredores, los que faltaban de la trilogía,  la cosa ya empieza a funcionar, porque lo de los isquios va dejando de estar en mi cabeza, y además la pierna se comporta mejor bajando. El kilómetro sexto ya tiende a empinarse, pero el ritmo sigue siendo muy alto, otro 5´06´´ a pesar de lo que ha picado hacia arriba. Las piernas empiezan a entrar en calor, y los sorbitos de isotónica ayudan. El séptimo también ha sido en subida pero ha caído otro 5´09´´. Siento que todo este ritmo me vendrá bien para Valencia, aunque allí sea asfalto del duro.

Los cuadriceps, mis manos y yo: todo dispuesto para disfrutar. Conociendo a Iván.

Comienza la primera y gran subida del trail, sobre el papel 3 kilómetros subiendo para lograr ascender unos 360 metros. Pero el terreno es benévolo, nada de pedrizas ni otras dificultades, y por ello lo afronto con bastante ligereza. Me he puesto a la par de dos corredores que visten con el mismo atuendo: uno de ellos es Iván, con el que luego tuve la oportunidad de charlar largo y tendido, y el otro se llama Jorge; son organizadores de tan bonito evento, pertenecen al Costerón, un club de montaña de allí, Fuertescusa, aunque Iván es del norte, pero se ha hecho un poco conquense con el tiempo debido a su mujer, serrana de pura cepa, como decimos en mi tierra. Todo esto lo sé ahora aunque parte de la información la recopilé en el "cuarto tiempo", como el rugby, deporte del que viene Iván precisamente; vamos dándole y dándole, a veces con las manos en los cuadriceps, a veces andando rápido y otras trotandillo. El octavo, el noveno y el décimo salen a 9´ y poco, y se manejan al son de masticar un turroncillo de almendras del Decathlon que me sienta genial, tanto casi como me va sentando la carrera. Iván y yo llegamos a la pista donde ya comienza el llano y pronto tocará bajar. Cambiamos el ritmo y las piernas responden, tanto que el 11º se pulveriza en 4´32´´; continúa la compañía de Iván, el 12º es más técnico y eso se nota, 5´20´´, pero nada del otro mundo, está siendo un trail precioso en cuanto al paisaje, pero muy corrible, ideal para preparar carreras como una maratón, que en esas estamos. Va cayendo el segundo turroncillo y con él caen más kilómetros en una zona muy bonita por el río Escabas, el 13º en 5´09´´, el 14º en 4´32´´, justo cuando nos adelanta nuevamente Jorge, que tiene muy buen ritmo, quizá por su juventud, quizá por su buena forma, quizá por ambas. Le seguimos de cerca hasta llegar al 15,5, allá en un precioso puente que tras atravesarlo sabemos que toca subir la segunda ascensión. Iván me va diciendo que está corriendo por encima de sus posibilidades, y yo le digo que vengo de un tremendo fiasco dos semanas antes, pero que por lo demás me siento muy bien, y es verdad, estoy disfrutando como un enano. 

Encontrando el flow

Comienza la subida y pronto pillamos nuevamente a Jorge, al que parece que ese día se le atasca un poco eso de subir. El primer tramo es durillo con fuerte pendiente y el 16º sale en casi 9´, lo cual sorprende, significa que voy fresco. Tomamos una pista que pica al 13% aproximadamente y dejo a Iván, me voy solo a la aventura, correteando y ya prácticamente sin andar. 7´42´´ el 17º; hemos llegado a la zona que hicimos andando el día anterior Inés, Merche y yo, y comienza ha sucederme el mayor disfrute que yo recuerde en un trail, y ya he corrido un buen puñado. Voy fuerte, con mi tercer turroncillo recién abierto, sin dejar de correr, adelantando a gente de la corta, mucha gente, corro incluso en cachos de fuerte pendiente, tengo que llegar al precioso Mirador del Cucurucho, en el 18,30, y lo hago marcando un 6´47´´ en el 18º a pesar de tener tramos de pendiente del 14%. En lo alto ignoro el avituallamiento (como he hecho en todos), para eso llevo peso, para no parar, y presiento que voy a disfrutar mucho la bajada por esa preciosa senda de fuerte pendiente pero de terreno accesible para mover rápido las extremedidas, y eso hago, me dejo las piernas en una experiencia difícil de olvidar en la que sigo adelantando y adelantando gente de la corta; hay que decir que a pesar de ir bajando y de hacerlo a buen ritmo, con es fácil ir por debajo de 5´40´´ debido a los constantes rizos y zigs zags que o hacen más encantador. Llego a las cercanías del pueblo y creo que me muestro como un poseso, siento que las piernas van y no dejan de ir, no me va a costar pasar por el pueblo, aunque deje la meta bien cerca ahí a un lado, algo que suele desmoralizarme normalmente, pero voy tan bien que no me importa que esto dure algunos minutos más. Paso por el cruce en el que los de la corta giran a la izquierda para terminar su carrera y yo a la derecha para afrontar los 6 kilómetros y una voluntaria comenta que no se han dado cuenta de que yo era de la larga y no me han echado una foto, yo conforme me voy alejando les grito "no importa, soy feo y no merece la pena mi cara". Restan seis kilómetros y medio ya a las afueras de Fuertescusa; llegando a una finca veo algo cuando creía que lo había todo: en un recorrido tan bien balizado, con tantos voluntarios, hasta con cencerros que nos llaman a su paso para que nos nos extraviemos, me sorprendo al ver a un hombre octogenario, sentado, apoyado en su bastón, en una piedra al lado de su finca, está indicando por dónde ir y anima como un voluntario más, que en el fondo es lo que es, está allí por ayudar y  compartir el espíritu de la montaña. Con una sonrisa en la cara pienso mientras corro que tenemos que aprender de trails como este, que recogen la esencia de esos pueblos perdidos en la serranía, y de las buenas y generosas gentes que los habitan.

La soledad y la montaña

Viene esa parte que tiene que tener casi todo trail: la que te ves tú y tu soledad cara a caraMiro atrás, ya alejándome de las casas, tengo un pequeño bache, y ya no hay turroncillos, me vendrán justas las fuerzas. No veo a nadie que me siga, y eso me tranquiliza, aunque el ritmo sigue siendo bueno, a veces por debajo de 5´. Llego al avituallamiento donde luego me enteré que daban el jamón (el de los chicos ya había sido asignado cuando yo pasé) y me animan; afronto lo que viene con prudencia y con algo de incertidumbre, porque siento que las baterías ya van medio vacías; además tengo en cuenta lo que me había dicho Iván: "hemos alargado esos kilómetros para que nos diera la distancia y otros +400 metros adicionales"; 400 metros y casi de tapados pueden hacer muy duros. Me va costando, ya no disfruto, y aún así el 22º ha salido a 5´47´´. Entre el 22º y el 23º hay un pequeño y particular "Cerro del Angel" (uno de los pocos cerros que rodean Valdepeñas) que subir, salvando unos 60 metros positivos, pero de fuerte pendiente, así que toca manos en los cuadriceps, pero en seguida bajo por una senda muy bonita y marco en ese kilómetro un 6´42´´ que son bastante dignos. Por ese tramo me doy cuenta de que el calor ha hecho acto de presencia y ahora en frío enlazo el pequeño bajón físico con esta circunstancia. El calor afecta a la cabeza y por ende a la razón, y como no podía ser de otra manera toca el "despite" que no me puede faltar en cada uno de mis trails: no veo la baliza de la derecha, quizá porque han quitado una cinta que debería haber en el suelo (como luego me dijo Iván), sigo adelante y pronto paro y regreso sobre mis pasos para buscar el punto donde me perdí; dos minutos extraviado, que no me desalientan, más bien me encoraginan. 

 Vienen las sorpresas finales: esas que no se olvidan

El 24º incluye tramo fuera de recorrido por no fijarme y aún así sale en 5´30´´, aunque el terreno ya no es fácil, pero huelo a meta y me sube la adrenalina que hace de turroncillo, pero sin mascar, me pongo por momentos a 4´30´´, hasta que viene un importante repecho que no me corta del todo el ritmo, y justo antes del 25 veo Fuertescusa ahí mismo delante, a 1 kilómetro, ¡pero ojo, hay sorpresa!, queda lo mejor, o lo peor, depende de cómo se mire; veo que hay que salir de la pista y subir por una colinita que se pone al 17% y al llegar a lo alto se alza ante mi una tremenda extensión de piedra clara, esa que se vislumbraba en encima del pueblo desde la carretera, algo que ya estaba avisado; machaca ir por la piedra, sobre todo cuando vienes de un trail tan corrible, y aunque sólo son 400 metros, alcanzar la cima supone un importante esfuerzo, aunque las piernas me van, me están yendo; a unos metros por delante llevo a un corredor, el primero que veo desde hace mucho tiempo; la mujer de Iván está de voluntaria en lo alto (yo no sabía en ese momento que era su mujer), y me indica que cuidado con la bajada y que tras esto está todo hecho; la bajada es lo más técnico de todo el trail aunque solo son 300 metros, pero con pendientes resbadizas al 32%, así que hay que ir con cuidado. Llego a las inmediaciones del pueblo y pienso que ya sólo hay que dejarse llevar unos metros, tras venir de 600 metros que han resultado especialmente duros, ¡pero no!, una voluntaria me desvía a la derecha y me dice que "es la última sorpresa, te lo juro"; giramos por una senda muy bonita, bajamos, subimos, bajamos, pasamos por dentro de una cueva, el 26º es el más lento de todos con 9´38´´ pero ha sido el más intenso y quizá el más "de trail"; ¡ahora sí!, sólo queda enfilar hacia el pueblo y eso hago a un ritmo medio de 4´20´´ para cubrir los últimos 600 y pico metros, los últimos en asfalto a 3´40´´.

La dulce satisfacción de mi autovenganza por la castaña de Malagón

 ¡He terminado!, 2 horas y 47 minutos, 13º de la general, y 7º de la categoría 40-49, pero no me puedo quejar, lo he dado todo. De haber tenido 2 años y medio más me hubiera quedado primero de mi categoría, pero ¡a saber cómo estemos dentro de ese tiempo!, quizá ni corremos para entonces, además viendo el primer máster en la clasificación, Jose Antonio Salgado Mangas, que hizo 2 horas 53 minutos, me consuelo pensando que estado por delante de todo un crack con un currículum que marea, (http://corredores-de-montana.blogspot.com.es/2008/12/jos-antonio-salgado-mangas.html), puedo decir que no está tan mal.

Compruebo que todo está en su sitio, los isquios apenas me molestan, estoy algo cargado, eso sí, pero muy bien de estómago, no muy deshidratado, pero bebo y me sienta genial; al ratín llegan Jorge e Iván con unas excelentes 2 horas 51 minutos, charlo un ratón con Iván y me voy a duchar al hotel; el agua me sienta mejor que bien y regreso a meta con Inés a esperar a que llegue Merche.

A esas horas ya pica el solete, así que pienso que Mercedes pasará algo de calor. ¡Ahí viene!, veo bajar a mi mujer hacia meta y me tranquilizo. Consigue hacer 3 horas y 42 minutos, la 40º de 44 llegados, pero ha hecho una buena carrera y bastante rápida. Además logra ser la 2ª de su categoría ya que la tercera a la que trataba de dar caza, finalmente decidió cargar con el jamón que le ha ofrecido la organización (Merche no hubiera podido cargar con él, aunque sí comérselo).

Y la jornada se completa con mucha charla, una calderata de ternera que ¡quita el sentido!, unos magnificos helados en el hotel y como no,  con la larga vuelta a casa, pero esta vez con una amplia sonrisa estampada en nuestras caras.

Los porqués de recomendar este trail y Fuertescusa

No puedo terminar esta entrada sin dedicar unas palabras a la organización de este trail y a los esfuerzos y el calor que toda la gente del pueblo nos regaló. Un diez para tod@s y cada uno de los que allí pusieron su granito de arena o su esfuerzo para que resultara una experiencia inolvidable a los corredores. A buen seguro que lo consiguieron y con creces. Abrumados y encantados salimos de allí, pensando nada más cruzar a nuestra salida "La Puerta del Infierno" en cuando sacaríamos otro hueco para volver a paraje tan bonito donde habita gente tan estupenda.

Por ello recomiendo a todos los amantes del trail a que no duden en inscribirse a la III edición del Trail Puerta del Infierno, no temáis, en cuanto a dureza no debéis amedrentaros aunque sé que el nombre asusta un poco, pero se trata de una experiencia que no olvidaréis. Un lujo todo: avituallamientos, balizamiento, voluntarios, amabilidad, agasajos, bolsa, comida, ¡todo, insisto!.

También recomiendo a aquellos a los que os gusta el turismo rural a que os acerquéis a Fuertescusa, y si podéis, también al hotel con el mismo nombre, no os decepcionará, más bien al contrario.

He aquí unas fotos un poco desordenadas y no puedo evitar sus comentarios:




¿qué lleva esa chica en los hombros?



Ah, ya..., es un jamón, hubo quien se lo curró extra, pero luego seguro que puede decir que le salió bien la jugada..


Una pose con Iván, que es lo mejor de todo esto, los amigos que haces por el camino



Otro podium de esta abusona

 Mira como se ríe


Haciendo los honores a la primera veterana



Todas son amigas



y lo demuestran en esta pose


Merche está radiente, ya lleva doce o trece este año...




E Inés se ha acostumbrado a que todo el monte sea orégano

Pero Merche antes tuvo que dar el callo.



Yo lo dí pero sin trofeo final




Pero estuve en las puertas del infierno y salí vivo



Merche también



Y logré resarcime de lo de Malagón, como muestra mi cara de rabia.¿Qué es eso que cuelga en mi pierna izquierda?



Y Merche volvió a disfrutar


Y a sentirse bien subida en el podium

Quien lo hubiera dicho hace unos pocos años


SÁBADO 14: RUTA SENDERISTA EN FUERTESCUSA (CUENCA)

Viábamos Inés, Merche y yo a Fuertescusa, en el norte de Cuenca el sábado por la mañana, y no se nos hicieron pesados los algo menos de 300 kilómetros, sobre todo cuando en la última parte del recorrido pudimos disfrutar de los bonitos paisajes de la Serranía Conquense. Comimos en el hotel donde nos alojábamos, el HOTEL FUERTESCUSA (que no hace honor a su nombre, el del pueblo, no hace falta tener una fuerte excusa para acercarse a disfrutarlo) y lo hicimos muy bien por cierto hasta llenar bien mi barriga; el pueblo encantador, pequeñito, sorprende un hotel tan bien montado y tan en armonía con su entorno, ¡muy muy recomendable!, es uno de los motores de progreso de esta bonita población y se merece estar lleno siempre.

Enlace de un pequeño vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=rxg5uQE9nTg


Tras comer tocaba mover un poco el esqueleto y lo hicimos con un paseo en plan ruta senderista, "la Ruta del Cucurucho", que partía prácticamente del hotel mismo. Muy bonita entre tanto bosque de pinares, subiendo y subiendo hasta encontrarnos el premio gordo en el Mirador del Cucurucho, pocos miradores en España con vistas tan espectaculares como las que se pueden contemplar; íbamos siguiendo las balizas, es decir, daba la casualidad de que la ruta compartía recorrido del trail del día siguiente y ya bajando por una preciosa senda, bastante allanada para hacer las delicias de los "mete caña del trail" pudimos disfrutar de unos parajes preciosos, aunque lo mejor yo ya sabía que debía llegar al día siguiente en la carrera. Llegamos al pueblo tras haber andado 6 kilómetros y medio y fuimos a recoger el dorsal. Estaban dando los premios a la carrerita del "infernillo" que se había disputado un rato antes, para que los peques disfrutaran. Tras un paseo al atardecer nos fuimos a cenar de nuevo al hotel donde nos pusieron una tremenda ensalada césar que nos costó terminar, ni que decir de los estupendos bocatas que acompañaron, es decir, que me fui supercargado a la cama. Pensé, mañana entre la pesadez digestiva y mis problemas en los isquios no va a haber forma de disfrutar ni un rato de la carrera..., me equivocaba.