RELATOS

Una vez iniciado el movimiento supe que no habría marcha atrás, sería difícil regresar a aquello que fui. Hoy soy otro ser: curtido, compañero del esfuerzo, amante de mis kilómetros. Sólo el fin de mis días debería obligarme a parar: ese es mi pequeño sueño.

sábado, 7 de octubre de 2017

SÁBADO 7: CASI 39 KILÓMETROS DEDICADOS A TOM PETTY

"¿A qué no sabes quién se ha muerto?", me decía anoche Mercedes, "no, dime quien", "Tom Petty, tú lo oyes bastante, ¿cierto?...

He crecido oyendo a Tom Petty y con él y sus Heartbreakers he hecho muchos kilómetros. Es extraño lo que se siente cuando se pierde a alguien a quien admiras pero que no conoces; una de las cosas que te preguntas es, ¿y ahora qué? ya no va a crear más música maravillosa. Así que tal y como hice hace algunos meses cuando desapareció de nuestras vidas David Bowie tocó tributo a Tom...me cargué el mp3 con casi 60 canciones suyas y me dispuse a darle mi homenaje particular en un día que era importante para mi, de nuevo una macrotirada, de nuevo con la incertidumbre de no saber muy bien por qué lo hago y si servirá para algo, pero con Tom cantándome como si siguiera vivo todo iba a resultar mejor.

A las 07 horas estaba cargando y cargando canciones, pero el gps que había dejado cargando toda la noche resultó que no se había cargado (me falló el enchufe, nada que ver con el aparato), así que tocaba ir sólo con la ruta cargada en la wikiloc en el móvil.

Me dirigí a la circunvalación y desde ahí tome cuesta abajo el camino de La Casa Balanza, para luego sufrir la empinada cuesta que me dejó las piernas tiesas. En cualquier caso no era cuestión de ir fuerte, sino de ir constante. Antes del kilómetro 7 me cojo otro camino y me pierdo: primer oportunidad para sacar el móvil y revisar. Cojo un camino irregular y tocará seguirlo durante un buen rato. No voy mal, las piernas responden y además no recuerdan nada de lo sucedido el domingo pasado y eso es bueno. Alcanzo la pista de tierra blanca e identifico enseguida dónde estoy, a punto de llegar a la carretera de Torrenueva, la cruzo y cojo la nueva pista que tendré que llevar durante un rato para luego coge un camino hacia el oeste, y me vuelvo a desorientar, de nuevo saco el móvil. Ya en el camino y tras 9 kilómetros recorridos todo marcha perfectamente. Llego a una pista que reconozco en seguida, justo ahí en una finca que tengo ante mis ojos llamé a mi compañero Pepe el año pasado cuando iba con Mercedes haciendo una tirada bien larga. Mi compañero tiene una casa de campo cerca pero en aquella ocasión no se encontraba allí, tuvimos mala suerte porque llegábamos medio deshidratados por el intenso calor..., pero hoy no es el caso, hace fresquito, voy bebiendo isotónica y me he terminado mi primer turroncillo. No me cuesta alcanzar la Carretera que lleva a la AIV y que llamamos de Santa Cruz de Mudela, y medio kilómetros más adelante toca salirse de la misma y coger el puente por encima del ferrocarril. No es el día del ritmo pero sí de la estabilidad y me siento bien. Paso por delante de la casa de campo de Pepe, continuo y me topo con la rotonda de la AIV, 14 kilómetros a las espaldas. Tomo el camino que conozco de hace algo más de un mes en otra tirada aunque con los cruces me toca sacar el móvil otra vez. Ahora viene un tramo de pendiente positiva, pero voy bien, me cruzo con dos conocidos que seguro que se preguntan dónde va Ayuso por allí, tan lejos de casa; giro por un camino pedregoso, una auténtica pedriza y medio kilómetros más hacia adelante me espera un pedazo mastín que me amenaza; tengo suerte, no está por la labor de atacarme, tan sólo defiende la finca. De nuevo pica un poco hacia arriba, pero pronto se ve el pueblo a lo lejos y bajo y bajo hasta llegar a la vía de servicio de la AIV con más de 18 kilómetros recorridos; el asfalto no dura mucho, ya que toca girar y coger el camino que se adentra entre los parrales, y en el 21 me pierdo porque no identifico el camino que tengo que coger, ahí me paso más de un minuto buscando, pero me encuentro, y cojo la pista que pronto reconozco de haberla hecho en varias ocasiones hace varios años en mis preparaciones para la Madrid Segovia. Tras bregar un poco y pasar mis peores momentos alcanzo el camino de la Fuente del Indio, a menos de 8 kilómetros de casa, pero no toca ir a casa aún, toca ir en sentido contrario, con 23 kilómetros recorridos y quedando unos 16 kilómetros. Sin duda son mis peores momentos, porque no voy sintiendo lo que voy haciendo y sí que voy pensando que me tengo que alejar 5 kilómetros por un camino aburrido y cuesta arriba, pero es como todo, es peor pensarlo que hacerlo sin más. Por fin toca coger el camino que sube a la cadena de cerros que tengo que tomar. Es un camino llano, con aperos, herramientas y maquinaria agrícola, cuesta arriba pero no muy muy duro: subir 45 metros en 700 metros lineales. Llego a lo alto en terreno inexplorado para mi y me pierdo porque no encuentro el camino que debe discurrir por los cerros; el móvil me lo indica pero no veo más que matojos amarillos de lo secos que están. Decido ir por una especie de vía pedregosa de que pica hacia arriba, continuo por la misma hasta llegar a las cercanías de una finca donde se inicia un camino liso y blanco que conozco de las 2 leguas y media de hace 3 años, aunque no llegásemos tan lejos. Ahora toca sufrir tobogán, subiendo y bajando, con mi tercer turroncillo en la boca, mascando poco a poco, y sigo bebiendo, pronto habré consumido el litro de isotónica. Paso por una finca muy grande donde afortunadamente no hay perros, y trato de continuar con el ritmo, pero se hace duro por esa zona, máxime cuando llevas 30 kilómetros en la mochila. Tras otros 2 kilómetros durillos llego a la zona donde bajo verginosamente y siento que las piernas no están muertas, aún pueden ir durante más tiempo, mucho más tiempo. Alcanzo la vía de servicio, que me llevará 2 kilómetros de asfalto de esos que se hacen largos si piensas mucho, pero no es el caso, porque pronto me veo en la rotonda de la Carretera de Moral de Calatrava a menos de 3 kilómetros de casa. Y ya está, el resto es ya fácil, llego a casa 3 horas y 50 minutos después para casi 39 kilómetros. Lo mejor sin duda como llego al final, con las piernas fuertes, con fuerza y las horas posteriores me encuentro bien, casi como si hubiera hecho una sesión corta. Lo único que me deja un poco descontento es el ritmo llevado.

En cualquier caso poco me queda más por hacer a 5 semanas de la Maratón de Valencia. Eso sí, la semana que viene tenemos competición, otro trail de casi 27 kilómetros en un pueblo de Cuenca.

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